Circuito José Ramón Losada, Arteixo (A Coruña). | Desde hace un tiempo, uno esperaría que un encuentro de este estilo se daría bajo condiciones casi inalcanzables o, en el más lógico de los casos, a través de una pantalla, como viene siendo habitual en época de pandemia. Lo cierto es que, en el mundo del automovilismo, los encuentros inalcanzables tienden a darse a veces, pero si ha habido un hombre que fue capaz de hacer alcanzable lo que algunos pensaban que no lo era en 2021 ese es Álex Palou Montalbo. Recapitulemos.

El piloto de Sant Antoni de Vilamajor —o Barcelona, provincia donde se encuentra la localidad y bálsamo para los comentaristas estadounidenses— aterrizó en Estados Unidos para la temporada de 2020 de la IndyCar de la mano de Dale Coyne Racing y el beneplácito de Honda y el Team Goh, estructura japonesa con la que ya había competido en su impresionante y casi triunfal experiencia en el país nipón. La aventura era compleja y no comenzaría de la mejor de las formas en Texas tras ser arrollado por Rinus VeeKay, piloto neerlandés de vertiginosa proyección. El mismo que se confirmaría como Rookie del año frente a Palou.

Pero 2020 sentaría unas bases fantásticas, dejando carreras para el recuerdo como su primer podio en la IndyCar. Road America vería cómo Álex Palou superaba a Ryan Hunter-Reay en una demostración de arrojo y confianza para obtener el tercer puesto, único de la estructura ese curso. 2021 tenía una pinta completamente distinta, y es que el fichaje por Chip Ganassi Racing, vigente campeona con el hexacampeón Scott Dixon, disparaba las opciones de hacer algo grande. Toda la temporada se transformaría en un sueño que, finalmente, se vería culminado en Long Beach un 26 de septiembre. Pero no fue allí, ni en Barcelona ni a través de una pantalla donde pudimos charlar con el campeón de la IndyCar, sino en Arteixo.

Incrustados en el camión donde Yacar desplaza gran parte de sus bólidos, material y donde las reuniones entre pilotos se suceden, sino en la enorme carpa frente al mismo, hacemos la pregunta de rigor: ¿Cómo acaba Álex Palou en el Carcross Trophy de Arteixo? «La verdad es que surgió la oportunidad de un trofeo así por primera vez, dando oportunidades a pilotos que no fueran sólo de carcross, y surgió con Pablo López, con Virtual Racing School y Yacar de poder hacerlo. Y yo, en mis vacaciones, he venido aquí encantado a disfrutarlo

Álex Palou y su padre, Ramón Palou, charlan tras una de las tandas. © Daniel Atán Romar (elacelerador.com).

Pero, en la misma semana en la que este trofeo tenía lugar, Álex Palou ya había vivido una nueva vivencia bastante distinta a la de la tierra: la de rodar en Daytona con un DPi o Daytona Prototype International. «Muy buena experiencia, la verdad es que sí. ¡Me gustó mucho! Era la primera vez que lo probaba y también la primera vez que probaba en Daytona y es especial. Es una de esas pistas como Le Mans o como Spa que son míticas y que mola mucho conducirlas así que sí, buena experiencia y a ver si podemos correr las 24 horas, pero pinta que sí.» ¿Pero cómo es el cambio de rodar en solitario a rodar con compañeros de equipo en el mismo coche? «¡El problema es que éramos cuatro pilotos y apenas ruedas! Pero se aprende un montón.»

Todo esto es posible gracias a Ganassi, una estructura de enorme importancia en los Estados Unidos. Álex Palou llegaba a un dream team con Scott Dixon al frente y pilotos como Jimmie Johnson o Tony Kanaan. ¿Cómo vivió el vilamajorí semejante experiencia? «Ha sido un año muy, muy especial. Compartir equipo con Jonhson, aunque sea un piloto de otra especialidad distinta a la mía, es una leyenda. Luego Dixon… ¿Qué te voy a contar? Ha sido muy especial, he aprendido un montón y sigo aprendiendo con ellos. Hemos formado un equipo muy fuerte con tres coches en el TOP 6 y es difícil de hacer, así que intentaremos repetir.»

Álex Palou y Scott Dixon, una pareja de armas tomar.

Estos tres años han estado repletos de experiencias distintas para Álex Palou: GT300, Súper Fórmula, IndyCar… Y ahora se planta en un circuito de autocross. No podíamos evitar preguntar sobre el secreto de la adaptación del piloto catalán. «La verdad es que es lo que hay, lo que te toca, y he tenido la oportunidad de conducir coches muy diferentes que siempre te enseñan algo distinto y luego te permiten usarlo en otras cosas, como en la IndyCar. La adaptación siempre ha sido bastante rápida y siempre se disfruta pilotando coches distintos. Un Daytona, por ejemplo, no se conduce para nada como un IndyCar y es entretenido adaptarse

Curiosamente, en Estados Unidos también existe una enorme tradición sobre competir en tierra y eventos legendarios como el Chili Bowl Nationals. De hecho, es muy común comenzar en categorías como los Late Models antes de dar el salto a los óvalos de la NASCAR o incluso compaginar calendarios. El campeón de 2021, Kyle Larson, es un claro ejemplo. ¿Y qué hay de Álex Palou? «Me tira mucho hacer la Chili Bowl y de hecho tuve la oportunidad de hacerla este año, pero no estaba preparado. Si un carcross es muy diferente, esto lo era mucho más. Esos coches corren muchísimo y además es un óvalo, que es distinto. Algún día lo haré, pero lo haré preparado

Álex Palou en una de las carreras del domingo en Arteixo. © Daniel Atán Romar (elacelerador.com).

Hablando de preparación, el curso de 2020 consistió en un aprendizaje sobre el mundo de la IndyCar, sus carreras y su forma de trabajar. ¿Ha cambiado algo del Álex Palou que cruzó el charco y emprendió esta aventura al Álex Palou de hoy? «¡No mucho! La verdad es que yo sigo siendo yo. Obviamente aprendes y vas más rápido, coges más confianza, pero más que nada diría que la experiencia es lo que cambia. No puedes pretender ir a una de las categorías más competitivas de hoy en día con un equipo relativamente pequeño y hacerlo bien el primer año. Lo hicimos bien, pero no lo hicimos «muy» bien. ¡Este año hemos recuperado lo que perdimos en 2020!»

Pero todavía quedaba una experiencia más por preguntarle a Álex Palou, y es que el mundo de lo virtual le ha encandilado. Sin ir más lejos, su montura de Yacar contaba con presencia de Virtual Racing School y Drivers Parade Club. Con el simracing empujando y su canal de la plataforma Twitch en mente, preguntamos qué supone esta disciplina para el piloto: una lanzadera, algo complementario o un pasatiempo. «Es un poco de todo. Al final lo hago porque me gusta correr. Si pudiera estar subido al coche real todos los días lo estaría, pero como no se puede, lo sustituye y la verdad es que se aprende mucho y me ayuda. Me hace ser más fuerte en la vida real y lo utilizo para todo, aunque también hay días en los que solo me apetece divertirme o hacer un poco el tonto en el simulador.»

Un paseo en la «pollomusina», el colofón de la celebración campestre de Palou.

Cuando todo se termina, la euforia disminuye y Álex Palou es campeón de la IndyCar, una celebración resalta por encima de todas: comer pollo frito. ¿De dónde sacó esa idea y cómo se volvió tan viral? «Bueno, todo sale de lo que el mundo ya conoce, el «Winner, winner, chicken dinner». Me hacía gracia y era algo que podía hacer en Japón, pero los americanos lo han hecho a lo grande. Tras la primera victoria me preguntaron qué iba a cenar y yo dije «pollo frito»… y se nos fue de las manos

Según muchos, el destino definitivo de todo piloto de monoplazas es la Fórmula 1. Quizás hasta un límite obsesivo. A Álex Palou ya se lo han preguntado infinidad de veces, pero la cuestión aquí es otra. ¿Por qué le preguntan tanto sobre ella? «Bueno, yo creo que es normal. Al final es la categoría reina del automovilismo y la gente quiere ver a su piloto o sus pilotos en Fórmula 1. ¿Molesta? Sí, molesta, porque al final uno o dos no pasa nada. Diez, veinte… pero cuando es todo el mundo llega a cansar. Yo al final lo entiendo, pero yo estoy muy bien en IndyCar. Hay muy pocos coches, a lo mejor seis coches que cambiaría por el mío en IndyCar y los otros no.»

«A nivel económico está muy parejo con la categoría. A nivel mediático evidentemente no tiene nada que ver, pero eso a mi me da igual. Tener un millón de seguidores o diez mil me parece lo mismo. Obviamente no es lo mismo si vas por la calle, pero no es algo que a mi me llame. Yo quiero ganar. Me gusta ganar y correr carreras y eso me lo da la IndyCar. ¡Estoy viviendo el sueño americano!«