La Indycar se encuentra en plena pretemporada. Los test oficiales ya se han desarrollado en el circuito de las Américas, en Austin (Texas), y los equipos ya ultiman los preparativos para la temporada 2020, que comenzará el 15 de marzo en el circuito urbano de St. Petersburg, en el estado de Florida, la cita inaugural del campeonato, que contará con un total de 17 fechas.
Probablemente, si hemos visto alguno de los vídeos o fotos publicados de los días de test, habremos notado que la gran diferencia de los coches de esta próxima temporada, en comparación con la pasada, es la introducción del Aeroscreen. El sistema, desarrollado por Red Bull Advanced Technologies y descartado por la Fórmula 1, ha sido implementado en la categoría americana para una mejor protección de la cabeza del piloto.
Se trata de una pantalla similar al parabrisas de un coche de calle, que se encargará de bloquear cualquier pieza u objeto que salga volando y evitar posibles impactos directos hacia el piloto. La Fórmula 1 estuvo probando este concepto, pero finalmente se adoptó el más que conocido Halo para la categoría reina y la mayoría de categorías inferiores de la FIA.
La Fórmula 1 descartó la idea, en parte por que las vibraciones afectaban a la visión del piloto.
Sin embargo, en Estados Unidos han decidido apostar por el Aeroscreen, aunque con algunas mejoras. La pantalla de policarbonato cuenta con “tear-off” como los usados en las viseras de los cascos y en los parabrisas de GT y prototipos. Se trata de láminas de plástico que se pueden retirar una a una del cristal cuando este está sucio, dejando la siguiente capa limpia para que el piloto recupere la visibilidad. Además, el Aeroscreen podrá calentarse para evitar problemas de empañamiento.
Finalmente, las NTT Indycar Series han optado por montar una estructura de titanio sobre la que se apoya la pantalla de policarbonato. Se trata de un halo que mejora la dureza y dota de rigidez al conjunto, actuando como refuerzo. De esta forma, también se minimizan las posibles vibraciones, que pueden deformar la visión que tiene el piloto a través del sistema.
Tras la pantalla de policarbonato se ha colocado un soporte de titanio similar al Halo.
Tras varias pruebas con el sistema durante el pasado año, los pilotos dijeron que la visibilidad era buena y la velocidad no se veía apenas afectada. Además, permitía que el nivel de ruido en el cockpit fuera menor, lo que favorecía la concentración y las conversaciones por radio. Sin embargo, se descubrió que las temperaturas en la cabina eran más altas de lo normal, debido a que ahora el piloto queda resguardado del flujo de aire que antes llegaba hasta él.
Así pues, la refrigeración del piloto se convirtió en un problema más complejo de lo esperado. Se han probado ranuras bajo el Aeroscreen que permitan el paso de aire para refrigerar, y parecen funcionar en circuitos rápidos. Faltará ver si también lo hacen en trazados más lentos y con tráfico. No se descarta el uso de mangueras de aire conectadas directamente al casco del piloto, como las usadas en otras categorías, aunque el campeonato sigue buscando alternativas.
Las ranuras debajo del Aeroscreen ayudan a la refrigeración del cockpit para mantener fresco al piloto.
A pocas semanas para que empiece el certamen, las temperaturas ya han empezado a subir en una de las categorías más emocionantes del mundo. Nuevos equipos, nuevos trazados y nuevos pilotos para la temporada 2020 de la NTT Indycar Series. Habrá que ver cómo se desarrolla el campeonato, este año con representación española, pues Álex Palou ha cambiado la Super Fórmula japonesa por el sueño americano.
Si pensamos en velocidad seguramente nos vengan a la cabeza grandes circuitos y tramos con rectas infinitas. Monza, la recta de Kemmel y muchos nombres más que cualquier aficionado puede reconocer al segundo, pero si hay alguno de estos nombres que sobresale por encima del resto, esa es la recta de Hunaudières o Mulsanne. Lo que ahora es un complejo de tres rectas y dos chicanes, solía ser una sola recta interminable que propiciaba que los coches que la surcaban pudieran alcanzar velocidades infernales.
Las grandes marcas como Porsche y Jaguar dominaban la categoría durante esos años.
Las mejores marcas, los mejores pilotos y los mejores equipos han intentado ser los más rápidos en el trazado de la Sarthe a lo largo de los más de 90 años de historia de las 24 Horas de Le Mans. Sin embargo, la década de los ochenta fue, quizás, la más brutal. Los coches eran más rápidos que nunca y los pilotos parecían no tener miedo a los más de 6 km que separaban Tertre Rouge de la frenada de Mulsanne. Seis mil metros a fondo, seis mil metros para ver hasta donde podía llegar el coche.
Por aquel entonces eran los brutales Grupo C los encargados de dominar Le Mans y era habitual verlos superar los 380 Km/h. En ese contexto Welter Racing, el equipo de Gerard Welter y Michel Meunier, no podía hacer nada contra los grandes fabricantes, que copaban las mejores posiciones, así que se concentraron en otras metas. Su P86 de origen Peugeot no era rival para los todopoderosos Porsche, Jaguar y demás. Y los escasos recursos económicos del equipo poco ayudaban. Así pues, en esas circunstancias, WM se centró en batir el récord de velocidad del circuito y superar los 400 Km/h. Su plan gustó en Peugeot, y el fabricante francés quiso ayudar.
Para 1987 se desarrolló un nuevo coche pensado únicamente para romper esa barrera. Se potenció el efecto suelo para generar la carga necesaria y poder prescindir de los engorrosos alerones y su drag. Si bien durante el fin de semana de Le Mans, el P87 consiguió marcar unos prometedores 381 Km/h, en la vuelta 13 tuvo que abandonar debido a problemas mecánicos, derivados del estrés que sufrían los motores por la gasolina de baja calidad suministrada durante esos años.
Para 1988, el WM P88 Peugeot, era una versión mejorada del P87
Pero llegó 1988 y WM desveló su nueva arma para el propósito que se habían marcado el año anterior. El nuevo coche, el P88, era una evolución del antiguo P87 pero mejorado todavía más para maximizar su velocidad punta. El motor de 3 litros generaba 910 CV para los 900kg del conjunto y la silueta había sido optimizada para conseguir la máxima eficiencia. No hacía falta mejorar el paso por curva, querían ser los más rápidos en la recta.
La carrera estuvo plagada de problemas mecánicos para el P88, pero en uno de los stints, con Roger Dorchy al volante, el coche pudo ir ganando velocidad. Tras varias pasadas superando los 400 Km/h, finalmente un radar del ACO registró al P88 a 407 Km/h, una velocidad de récord. El P88 se retiró pocas vueltas después debido a que el motor no pudo soportar el ritmo, pero habáin conseguido su objetivo: batir el récord. Un récord que perdura hasta hoy y que virtualmente no se podrá superar debido a las chicanes introducidas en 1990, en parte por culpa del P88.
El interior del P88 era muy parco. Incluso el volante procedía de un Peugeot de calle.
El Audi S1 Quattro, el Lancia 037, el Renault R5 o el Ford RS200 entre otros. Todos ellos recordados por ser esas bestias devoradoras de tramos en la época del Grupo B. Las míticas imágenes de estos modelos a gran velocidad por carreteras con las cunetas abarrotadas de gente, son de sobra conocidas. Y de entre todos estos modelos, uno de los más entrañables quizás sea el MG Metro 6R4: el patito feo del Grupo B.
Basado en un MG Metro, Rover quiso demostrar con el 6R4 que un coche de motor atmosférico podía hacer frente a las bestias turbo que en aquella época copaban la máxima categoría de los rallies. Así que, tras descartar otras opciones mecánicas que incluían montar un gran V8, se decidió optar por un motor V6 de 3 litros como corazón del pequeño utilitario. Este propulsor, siendo atmosférico y de gran cilindrada, suponía evitar problemas derivados de los turbo como podían ser el retardo en la entrega de potencia o las elevadas temperaturas. Potencia instantánea y una teórica robustez, debida a la simplicidad del bloque, parecían ser las armas perfectas para este nuevo coche.
Este nuevo motor se montó justo detrás del piloto, en una configuración central-trasera similar a la del Renault R5 Turbo y su potencia se distribuía a las cuatro ruedas de forma permanente. Tan solo una fina lámina de plástico transparente separaba el piloto del motor de 3000 cc, que entregaba más de 400 cv, por lo que este coche enseguida se hizo famoso por el ruido que debían soportar los que se subían a su cabina.
El motor iba justo detrás del piloto, por lo que el ruido en la cabina era ensordecedor.
Para la carrocería, Rover contrató a los ingenieros de Williams, que se encargarían de la aerodinámica. En el morro y en su zaga, destacaban los enormes alerones que se encargaban de pegar el coche al suelo, y para los paneles de la carrocería se usaron polímeros y materiales ligeros. En las unidades que se conservan hasta la actualidad, es común ver pegatinas señalando las zonas en las que apoyarse para empujar el coche, debido a que algunos paneles eran extremadamente delgados y se podían romper con facilidad.
El 6R4 debutó en el mundial en el Lombard RAC Rally de 1985, en Gales. Y en ese mismo evento, Tony Pond consiguió colocar el coche en tercera posición. Ese fue el mejor resultado que cosecharía el modelo en el campeonato mundial, pues la falta de fiabilidad lastró al 6R4 en las siguientes pruebas. En la fatídica temporada de 1986, el pequeño Metro tan solo consiguió una cuarta posición como mejor resultado, y tras varios accidentes, el Grupo B llegó a su fin por cuestiones de seguridad. Así acabó la andadura del modelo británico por el mundial de rallies.
Aunque no consiguió grandes resultados en el mundial, el 6R4 compitió y ganó en otros campeonatos y categorías, incluido el Rallycross.
El coche había llegado tarde. Cuando el modelo por fin pisó los tramos cronometrados, los principales problemas de los bloques turbo habían ido desapareciendo y la mala fortuna quiso que solo pudiera competir en los últimos compases de la era del Grupo B. El pequeño, frágil, ruidoso y complicado Metro 6R4 se quedó ahí. Tras arrasar en campeonatos nacionales había pasado con más pena que gloria por el Campeonato del Mundo de Rallies.
Sin embargo, con el tiempo logró algo quizás más importante. Puede que fuera su tamaño, su sonido o esa sensación de que estaba montado de una forma un poco desastrosa. El MG Metro 6R4 se fue haciendo un sitio en el corazón de los aficionados, y a día de hoy la gente se arremolina a su alrededor en los eventos en los que se deja ver alguna unidad. No es que el patito feo se haya convertido en cisne, quizás sencillamente el ser diferente, menos bonito y algo peculiar, sea lo que lo convierte en un coche especial.
El MG Metro 6R4 sigue siendo un coche admirado por los aficionados.
Tras la fría noche del sábado, el sol se alzó sobre los picos andorranos. El movimiento volvió al Circuit Andorra, y la nieve y el hielo de la pista estuvieron listos para otra jornada de acción en la G1 de las G Series. Si el sábado habíamos disfrutado de las categorías GS, GIAND y 2RM, en la jornada de domingo era el turno de los Car Cross, los Side by Side y las motos de los Ice Gladiators.
Las diferentes categorías disfrutaron durante las primeras horas de la mañana de las sesiones de entrenamiento. Los pilotos pudieron reconocer el circuito y evaluar el estado de la pista, que se encontraba en muy buenas condiciones gracias a las bajas temperaturas nocturnas. Algunas caídas entre los motoristas, dificultades para traccionar en los Car Cross y mucha nieve por los aires por parte de los buggys de la categoría Side By Side. La primera parte de la mañana transcurrió sin mayores dificultades pero la jornada fue avanzando y tocaba ponerse serio.
A media mañana, el parón para reacondicionar la pista presagiaba el comienzo de las batallas reales. Por fin empezaron las sesiones de calificación y los Car Cross fueron los primeros. Tras las dos tandas calificativas, una para los pilotos A y otra para los pilotos B, Santi Guitart se hizo con la Pole Position, seguido de Ángel Moñino y Jaume Vilardell. En Side By Side, el más rápido fue el vigente campeón Yann Le Potier, con Cyril Ferrei y Franck Cabaner justo por detrás. Finalmente, en el mundo de las dos ruedas el más rápido fue Cristian España, con Alfredo Gómez por detrás, y el piloto de rally Nil Solans en tercera posición.
Los Car Cross volvieron a la pista para la primera carrera. En la final 1A, Santi Guitart defendió bien y se hizo con la victoria. De la misma forma, en la final 1B, reservada para los segundos pilotos de cada coche, el ganador fue Ángel Moñino, que competía en solitario con su coche. Las parrillas se invertían para la segunda carrera, pero Santi Guitart volvió a alzarse victorioso en la carrera 2A tras una buena remontada en una alocada carrera. En la 2B, el vencedor fue Toni Arrufat, que se impuso sobre Ángel Moñino en una imprevisible prueba con numerosos toques y adelantamientos. Con estos resultados, Moñino se pone líder del campeonato, con tan solo dos puntos sobre su principal perseguidor, Santi Guitart.
Yann Le Potier se llevó el gato al agua en la carrera 1A de Side By Side, mientras que en la 1B el ganador fue Cyril Ferrei. Pero nos toca hablar de la final 2A. En ella, Jacques Molas defendía la Pole Position y Jordi Pons salía segundo. En la primera curva hubo un fuerte golpe entre ambos que acabó con Pons volcado y Molas con un pinchazo. Al encontrarse ambos pilotos en la calle de boxes, se produjo una fuerte pelea entre ellos. Esto y el toque en pista acabó con la descalificación de Molas. Unos hechos que empañaron un poco la bonita mañana de carreras. Pero por suerte, la acción volvió a la pista y todo esto quedó atrás. Cyril Ferrei se hizo con la victoria de la final 2B, lo que le coloca en segunda posición en el campeonato. Justo por detrás de Yann le Potier, que defiende el título.
Cristian España se hizo con ambas carreras de la categoría Ice Gladiator. España supo imponerse a una competencia feroz en las dos tandas, con los pilotos ofreciendo un auténtico espectáculo sobre la pista. Alfredo Gómez y Nil Solans le acompañaron en el podio en ambos casos, lo que deja el campeonato en ese mismo orden tras la primera cita de este.
De esta forma, y junto a la jornada de ayer, Xevi Pons lidera en la categoría GS con un solo un punto más que Ferrán Pujol. José Roger Chalmeta hace lo propio en GIAND, tras ganar ambas carreras el sábado, además de hacerse con los puntos otorgados durante la sesión calificativa. En las categoría de dos ruedas motrices (2RM), Joan Casanovas sumó 55 puntos para ponerse primero del certamen en su categoría. Unos líderes a los que se suman con los resultados del domingo Ángel Moñino en Car Cross y Yann Le Potier en Side by Side.
El certamen se toma ahora un descanso de dos semanas hasta su próximo evento, la G2, el 25 y 26 de este mismo mes. Ese fin de semana, los motores volverán a rugir, los clavos de las ruedas volverán a rasgar la nieve y los pilotos volverán a cambiar las botas por los botines para enfrentarse a una nueva configuración del trazado andorrano. Cuando vuelvan a la pista, serán la nieve y el hielo los que volverán a decidir quién se hace con la victoria.
Enero, invierno y nieve. Unas condiciones, a priori, poco favorables para el desempeño de la mayoría de categorías del «motorsport». Excepto para algunos irreductibles pilotos que se niegan a soltar el volante. Este fin de semana da comienzo la nueva temporada de las Crèdit Andorrà G Series, con su cita G1, donde vamos a encontrar a muchos de estos valientes a bordo de sus monturas preparadas para desafiar al invierno.
El circuito del Port d’Envalira será, una vez más, el escenario de estas batallas sobre hielo. Situado a 2400 metros de altitud sobre el nivel del mar, el trazado andorrano asegura nieve y espectáculo a partes iguales. En él y sus diferentes configuraciones, pilotos como Xevi Pons, Ferran Pujol o Miquel Socias, entre otros muchos, se darán cita para competir en algunas de las cinco citas que prevé este campeonato. Todos ellos dispuestos a pelear sobre la nieve en las diferentes categorías que contempla el certamen.
Para este propósito, los coches se modifican para adaptarse al poco agarre de la nieve y el hielo. Los neumáticos usados son extremadamente delgados para disminuir al máximo la superficie sobre la que se reparte el peso del coche, y las ruedas de clavos están a la orden del día como era de esperar. Las diferentes mecánicas se deben adaptar para las bajas temperaturas y la altitud del circuito, y todo en los diferentes tipos de coche presentes debe estar pensado para un clima invernal. De la misma forma que los pilotos deben estar acostumbrados a derrapar sobre superficies de baja adherencia, pues casi siempre las curvas se hacen de lado.
Los prototipos especializados son los reyes sobre la nieve del trazado.
Los coches tipo GS (prototipos G y Tursimos G) serán, durante la tarde del sábado, el plato fuerte del fin de semana. Justo un escalón por debajo, los G Series 2 o GIAND lucharán en la categoría inmediatamente inferior a los primeros, aunque no menos entretenida. Para el domingo, tenemos cita reservada con los siempre espectaculares Car Cross y sus brutales peleas. La llamada «Side By Side», formada por buggys preparados para la ocasión, también saldrá a levantar nieve y hielo en su segundo año como categoría reconocida en el campeonato. Finalmente, los 2RM, categoría reservada para coches con dos ruedas motrices, cerrarán la G1 en el apartado de coches.
Sin embargo, para este año se estrenará junto a las G Series un campeonato ya conocido, pero hasta ahora independiente. Los Ice Gladiators se unirán a la fiesta con sus motos de competición para añadir todavía más espectáculo a la competición sobre hielo. La disciplina de dos ruedas se une al certamen por primera vez este año, asegurando derrapes, toques y carreras trepidantes.
Los Car Cross son uno de los grandes atractivos de las carreras de las G Series
Los campeones del año pasado de las diferentes categorías repetirán este año e intentarán defender sus respectivos títulos. Miquel Socias en GS, Raül Ferré en Car Cross y Yann Le Potier en Side By Side intentarán revalidar su dominio en sus categorías. Ferran Pujol, campeón el año pasado en GIAND, subirá un escalón para montarse en uno de los GS, compitiendo en la categoría reina del campeonato. No podrá defender su título, pero seguro que no faltan aspirantes para hacerse con él.
Los motores rugirán otra vez este sábado y domingo para dar arranque a otra edición de uno de los campeonatos sobre nieve por excelencia en el sur de Europa. Con el permiso del Trofeo Andros, que también disfruta de una cita en el trazado andorrano. Los clavos arañarán la nieve y el hielo en busca de tracción, y en todas las curvas se levantará una nube blanca al paso de los coches. Las Crèdit Andorrà G Series empiezan de nuevo.
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