Han sido unos años complejos en Arteixo, donde el bramido de los motores y la tierra quedaron en suspenso por culpa de la pandemia. En general, el automovilismo gallego sufrió un parón del que, poco a poco, parece ir saliendo, aunque sigan existiendo pruebas que prefieran esperar, con buen criterio, a 2022. Pero el pasado fin de semana, por fin, la acción volvió a la Catedral del autocross gallego, un Circuito José Ramón Losada que acogió la 78ª edición de la prueba arteixán.
Con una entrada limitada al público que pudo disfrutar del espectáculo de carrozados y carcross, el trazado a poco menos de diez minutos del centro de A Coruña vivió la ronda inaugural de esta temporada del Campeonato Gallego de Autocross marcada por la igualdad en todas sus clases, con carreras decidiéndose hasta prácticamente la línea de meta.
Hablando de inscritos, no faltaron los ya clásicos nombres propios del panorama gallego y varios del nacional, destacando la presencia de Iván Ares con su flamante Life Live, Juan José Moll Hernández o Javier Ramilo, con muchas ganas tras su actuación en Cerro Negro. Precisamente sería Ramilo el más rápido en los entrenamientos oficiales, seguido de Maikel Vilariño, Juan José Moll, Antón Muiños y Borja González. Joaquín Chamorro, Dario Calviño, Diego Varela, Daniel Remuiñán y Alberto Varela cerrarían los diez primeros, con Iván Ares decimonoveno.
Las tres semifinales disputadas estarían repletas de acción desenfrenada, con Javier Ramilo ganando con soltura la semifinal A; Maikel Vilariño arrasando en la semifinal B y Juan José Moll triunfando en la semifinal C, todos ellos marcando la vuelta rápida en su respectiva carrera. Iván Ares encontraría más problemas a una jornada ya tortuosa y sería último en su semifinal.
Con el sol y los tiempos bajando en cada manga en el circuito, todo estaba preparado para afrontar las finales de esta 78ª edición del Autocross Arteixo.
En la final B, con varios pilotos buscando su puesto en la final oficial, la salida se encontraría con una tremenda montonera que involucraría a Juan Vilariño, David Seoane, Sergio Fernández, Sergio Suárez, Iván Ferreiro, Fabián Varela y el propio Iván Ares. La bandera roja hacía su aparición, llevando a una resalida en la que Daniel Remuiñán se mantendría al frente para vencer la carrera, seguido de Daniel Alonso y Sergio Suárez, David Seoane e Iván Ferreiro, recuperados del accidente. En esta final B llegaría otro susto con Iván Ares e Iván Baloira en la parte alta del trazado, enganchándose entre ellos.
Cerca de las 8 de la tarde arrancaría la final oficial en la que Javier Ramilo y Maikel Vilariñopelearían por la victoria durante las ocho vueltas a las que la prueba estaba programada. Con una diferencia final de tan solo dos décimas, sería Javier Ramilo el vencedor de la 78ª edición del Autocross Arteixo, con Vilariño y Juan José Moll cerrando el podio.
En carrozados de más de 1600 cc. destacaría la actuación dominante de Daniel Castro con su Peugeot 106, mandando en todas las sesiones del sábado, aunque la espectacularidad más grande del fin de semana la firmaría Isaac Calvo en carrozados de menos de 1600 cc. El coruñés también comandaría entrenamientos y semifinal, pero se encontraría en contra dirección en la final tras una salida en la que hasta cuatro coches llegaron en paralelo a la primera curva. A partir de ahí, Isaac Calvo iniciaría una remontada impresionante que haría las delicias de los aficionados y que se solventaría con la victoria tras una lucha puerta con puerta con el Citroën Saxo de Alejandro Mallo.
Con la vista ya puesta en recibir al CEAX en el mes de agosto, ahora Arteixo descansa tras una jornada en la que el motor volvió al circuito de 1.150 metros, si bien es cierto que uno de los tramos del pasado Rally de A Coruña se disputó en las inmediaciones de la propia pista de autocross.
Todo el mundo llega a la vida con un sueño debajo del brazo, aunque quizás no lo sepa aún. Quizás no tenga la forma de un sueño como tal, pero sí la de una idea o un motivo para seguir levantándose día a día y luchar contra viento y marea. El objetivo de este texto que os traigo hoy, por otro lado, no es daros una clase de onirología, sino más bien el de acercaros el caso de un trabajo de años, de esfuerzos a la sombra. Como bien decía la campaña de la Lotería, «no tenemos sueños baratos».
Navegas por una carretera de tierra. Es estrecha, pues no deja de servir de comunicación entre varias fincas de maíz ubicadas en la montaña cercana al Aeropuerto de Santiago Rosalía de Castro. Si trazásemos una línea recta campo a través, te quedarías a tan solo tres kilómetros de la terminal del aeropuerto de la capital de Galicia, pero el desnivel es tal que seguramente no podrías dar ni un paso sin desplomarte. Entre estas carreteras de tierra suelta, entre el polvo que se levanta y la vegetación, se encuentra un circuito.
El Circuito Xacobeo lleva ahí bastante tiempo, de hecho. Desde 2009, cuando se disputaron las primeras carreras oficiales en él, ha pasado por diferentes fases para, ahora, volver al calendario del Campeonato Gallego de Autocross con tres pruebas, todas ellas diferentes a pesar de estar ubicadas en el mismo terreno de 83.000m². El artífice de esta iniciativa es José Luis González, más conocido como Pitufo, un hombre que, cuando te explica lo que ha invertido en el trazado, no puede evitar emocionarse. Es el proyecto de una vida.
Piloto y campeón a nivel gallego en diversas categorías de rally y subida de montaña, ha centrado toda su vida a esto: al polvo que dejan los neumáticos, el olor a gasolina y el rugir de los motores… pero en su terreno. Día y noche, mañana y tarde, manipulando la maquinaria para dejar en condiciones una pista que cumple la normativa de la FIA, pero que no deja de estar en la montaña santiaguesa, lejos de los focos que antaño lo iluminaban y que espera volver a encender. Un circuito, el suyo, que prepara para poder competir en él tanto en sentido horario como anti-horario y, de postre, un nuevo trazado que, hoy por hoy, sirve de parque cerrado, pero que espera estrenar a fin de año, además de otra pista de trial.
Ahora, vuelve. Vuelve con mucha fuerza y siempre con la cabeza erguida como un pedacito de la historia del automovilismo gallego. «Pitufo» es una persona que lo lleva todo en su cabeza, desde los proyectos que tiene en mente para este reino de la tierra y la competición hasta los reglamentos. No mueve un pie sin estar completamente seguro de que encontrará firme en él, porque conoce la tierra que pisa como la palma de su mano. Lo sientes en sus palabras y en su mirada.
La primera vez que visitas este circuito, te reciben casi como a uno más de la familia. Te recibe José Luis en un coche blanco que de blanco tiene poco por la de veces que ha ido y venido con él por las pistas colindantes al circuito y el propio circuito, acompañado por su mano derecha, su secretaria. Un proyecto humilde, te cuentan. Tan humilde como el propio automovilismo que acoge, pero orgulloso, porque nada hay como el producto de casa. «Pitufo» lo sabe bien, y por eso se encarga de dejarles la pista a los pilotos más jóvenes del panorama. Les ofrece entrenamientos para poder compararse con los mayores, y los guía y cuida como si lo fuesen ya, porque sabe de la importancia de la cantera.
En un día con coches en pista, todo debe estar perfecto y José Luis va de un lado a otro. No para quieto ni un segundo: ultima los preparativos con la maquinaria, se asegura de que el tractor que la riega esté a punto, realiza el briefing con toda la ilusión y lanza a los coches a pista con ese brillo en los ojos del trabajo bien hecho. El trazado, que a simple vista puede parecer sencillo, esconde sus peligros, y los pilotos lo saben. No deja de ser un circuito divertido, ideado por una mente que fue y sigue viviendo la vida como piloto. ¿Y ahora? Ahora el Circuito Xacobeo espera impaciente a agosto, cuando las carreras volverán a él después de atravesar la fría y silenciosa época del confinamiento. Y ahí estará, listo, ansioso por sentir a los espectaculares kartcross navegar por sus curvas y a los carrozados luchar puerta con puerta.
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