La Fórmula 1 afrontará, el año que viene, una serie de cambios sustanciales en cuanto al diseño de los coches y, por tanto, una serie de desafíos a los que los equipos deberán hacer frente. El ánimo general será el de limitar al máximo la pérdida de rendimiento que provocará la nueva normativa. No solo a nivel aerodinámico, también a nivel de ruedas y neumáticos.
A parte de un concepto de coche totalmente nuevo, diseñado para ralentizar un poco la categoría, las nuevas llantas de 18 pulgadas y los neumáticos de perfil bajo son uno de los frentes en los que más están trabajando los equipos. La FIA ha decidido introducir esta nueva configuración alegando que mejorarán el espectáculo y que son más cercanas a las ruedas que se usan en los coches de calle.
Lo cierto es que las nuevas ruedas podrían hacer casi un segundo más lentos los nuevos monoplazas. La razón es una combinación de varios factores que hacen que un neumático con un perfil más delgado tenga menos adaptabilidad a la marcha que los actuales y que unas llantas más grandes y los nuevos tapacubos obligatorios añaden algo más de peso al conjunto.
Las llantas actuales de 13 pulgadas, montan unos neumáticos con un perfil más de globo. Estas ruedas pueden deformarse mucho más al recibir las fuerzas que producen estos monoplazas, por lo que se adaptan mucho mejor a los esfuerzos en cada situación. Esto hace que se pierda mucho menos rendimiento en las curvas de alta carga, porque la rueda se deforma en consonancia, y por tanto la cantidad de superficie de goma que entra en contacto con el asfalto se mantiene.
Con llantas de 18 pulgadas, la deformación que puede sufrir el neumático es mucho menor porque, ya de por sí, disponen de mucha menos goma. Por tanto, aunque un conjunto más rígido puede aportar alguna ventaja en ciertas curvas, provocará también que las ruedas no puedan adaptarse a ciertos esfuerzos, por lo que parte de la goma se levantará del suelo. Esto se traduce a una superficie menor en contacto con el asfalto, lo que comporta un menor agarre.
Además, implicará que las suspensiones del monoplaza deberán tender a ser más blandas, para que se pueda hacer frente a algunos baches y vibraciones. Hasta ahora, estos neumáticos más gruesos absorbían gran parte de ellas, pero un conjunto más rígido con las llantas más grandes hará que se transmitan más directamente al coche y al piloto. Por lo que habrá que ablandar el coche, lo que también puede ir en contra del paso por curva.
Además, a todo eso hay que sumar que el peso de cada rueda será algo mayor por el hecho de que las llantas van a ser más grandes. Así que, además de un nuevo concepto aerodinámico general del coche, que ya hará perder algo de rendimiento a la categoría reina, la introducción de la nueva normativa de ruedas puede lastrar todavía más los tiempos por vuelta de los monoplazas. Aunque si eso lleva a un mayor espectáculo como promueve la FIA, quizás no sea tan mala idea.