Los bosques de Las Ardenas vibraron con la emoción de las carreras una vez más, siendo partícipes del complejo clima de la región en que se vio envuelta la acción de la tercera cita de la temporada del Campeonato del Mundo de Resistencia. Las 6 Horas de Spa-Francorchamps fueron un auténtica desafío para pilotos y equipos, ante un asfalto casi gélido, por momentos mojado, que terminó llevando a algunas monturas directas al muro. Toyota fue la gran protagonista, una vez más, con el GR010 Hybrid #7 de Mike Conway, José María López y Kamui Kobayashi llevándose el triunfo, con la unidad #8 de Sébastien Buemi, Brendon Hartley y Rio Hirakawa firmando el doblete nipón.
La decisión de cuál de los dos coches de la marca japonesa iba a llevar la voz cantante se decidió en cuanto el verde del semáforo de salida del Pit Lane se puso en verde durante la sesión de calificación. En la vuelta de salida, en pleno giro de calentamiento al trazado belga, Hartley perdía el control de su coche tras coronar el Raidillon, golpeando el muro y acabando ahí su papel de calificador. El Toyota #8 debería salir desde el fondo de la parrilla; mientras que el #7 conseguía la Pole Position, tras la anulación del tiempo logrado por Antonio Giovinazzi, al volante del Ferrari #51, por límites de pista.
La lluvia no dejó que la carrera se desarrollara con tranquilidad, bajando aún más las temperaturas y convirtiendo el circuito en una pista de patinaje durante las vueltas de camino a la parrilla y las dos que se dieron de calentamiento tras el Coche de Seguridad, la segunda de ellas extra. Varios pilotos perdieron el control y eso puso en alerta a algunos equipos, entre ellos Ferrari AF Corse. La estructura oficial de la casa italiana en Hypercar decidió que ambos 499P partieran con gomas de agua. Esto se tradujo en el liderato momentáneo de la carrera en sus primeros compases, aprovechando la mala arrancada del Toyota #7 con neumáticos de seco.
Pero, poco duró la alegría en Maranello. Los sucesivos incidentes que conllevaron la salida del Safety Car y el aumento de la sequedad de la pista tras dejar de llover, aumentaron las opciones de Toyota. Mike Conway recuperó las posiciones perdidas al comienzo y se deshizo con relativa facilidad de Nicklas Nielsen y de Giovinazzi para recuperar la cabeza de carrera, al tiempo que ambos Ferrari paraban en boxes para cambiar a seco, cediendo tácticamente ante los demás. A partir de ahí, la carrera de los transalpinos fue a la contra, debiendo remontar desde atrás, llegando a estar en vuelta perdida y viéndose obligados a hilar muy fino en la estrategia para aprovechar todas las oportunidades.
Oportunidades que, sin duda, fueron apareciendo. Una de ellas, cuando el debutante Cadillac #3, en ese momento en manos de Renger van der Zande, sufrió un aparatoso accidente en la subida al Raidillon. El piloto logró salir sin problemas de un coche totalmente destrozado. El Coche de Seguridad reapareció, transformando nuevamente la carrera. Entre tanto, el Toyota #8 se estaba marcando una remontada espectacular desde atrás, superando rivales y atacando a los perseguidores del #7, liderados hasta ese momento por van der Zande en segundo lugar. Los Porsche se vieron beneficiados de esta carambola, pasando a ocupar esas plazas.
Sin embargo, la sorpresa saltó cuando el Porsche #6 se quedaba varado en medio de la pista por un problema técnico que le forzó al abandono. Segundo Hypercar en quedar fuera de la contienda y no iba a ser el último. El Vanwall #4, que vení jugando con fuego durante gran parte de la carrera, terminó por impactar a alta velocidad con uno de los Ferrari de la categoría GTE Am antes de llegar al viraje de Blanchimont, golpeando el muro. Por segunda carrera consecutiva, Jacques Villeneuve se bajaba del coche antes de tiempo.
Con todo ello, la situación de carrera era favorable para Toyota y se ponía de cara a una Ferrari que había logrado remontar y estaba peleando por el podio. Miguel Molina, con un gran ritmo, colocó al 499P #50 en tercera posición, tras los dos Toyota, imponiéndose al Porsche #5 y al Cadillac #2, además de al nuevo Porsche 963 #38 del Hertz Team Jota, que con gran ritmo y soltura se colocó en buenas posiciones de inicio, plantando cara a los demás Hypercar oficiales. Molina cedió el volante a su compañero Antonio Fuoco, pero el infortunio se cebó con ellos. Al salir de boxes, sin temperatura en los neumáticos, el italiano perdió el control del coche y se fue contra el muro, terminando ahí la sensacional carrera que se estaba marcando el primero de los dos Hypercar italianos.
Y es que, la prohibición en el uso de los calentadores de neumáticos tuvo en Spa su momento álgido de protagonismo. Los baches y particularidades de Sebring y la alta temperatura de Portimao enmascararon un problema de seguridad patente que debe atajarse cuanto antes para evitar potenciales males mayores en Le Mans. Las bajas temperaturas del asfalto de Spa-Francorchamps propiciaron que, con neumáticos a temperatura ambiente, varios coches perdieran el control a bajísima velocidad. Sin agarre de ningún tipo y con las gomas muy lejos de su rango de temperatura de trabajo, los pilotos no podían hacer nada para evitar las salidas de pista, con suerte, o los golpes contra el muro. Así fue el caso de Fuoco en carrera, de Tom Blomqvist en la vuelta de preparrilla o de Hartley en calificación.
Con todo y con eso, la carrera prosiguió con la falsa batalla por la victoria entre el Toyota #7 y el Toyota #8. El primero por ahorrar al máximo combustible para evitar una parada de última hora y el segundo por su enorme remontada, pero el caso es que ambos se habían encontrado y por nada del mundo iban a dejar que un toque desafortunado acabara con sus aspiraciones. Por detrás, el Ferrari #51 marcó el ritmo y se deshizo del Porsche #5, confirmando las pequeñas pero sustanciales diferencias entre los LMH y los LMDh en carrera. Eso sin contar con el Peugeot 9X8 que sigue a un mundo del resto, rodando en ritmo de LMP2 sin solución de continuidad y que, por mucha decoración espectacular, será complicado que lo puedan esconder en la gran cita de casa en el trazado de La Sarthe.
Kamui Kobayashi se encargó de cruzar la meta en primera posición para asegurar su victoria y la de sus compañeros de asiento, Mike Conway y José María López, con el Toyota GR010 Hybrid #7. La unidad #8 entró tras ella en segundo lugar, con el Ferrari #51 de Antonio Giovinazzi, James Calado y Alessandro Pier Guidi en tercer puesto, lo cual reafirma el gran estreno de Ferrari en su retorno al máximo expontente mundial de las carreras de resistencia y el buen nacimiento del 499P. Toda una declaración de intenciones de cara a las 24 Horas de Le Mans, la gran carrera de la década que todos querrán ganar y que se jugarán durante un día entero de intensa competición en el legendario trazado de La Sarthe en algo más de un mes.
Toyota y Ferrari han demostrado que, con diferencias entre ambos, pueden pelear por la gloria. Cadillac y Porsche pueden ser los tapados a poco que se ajuste la equiparación entre LMDh y LMH. Veremos sí Glickenhaus y Vanwall pueden pescar en río revuelto y Peugeot… Toda una incógnita que de momento no parece despejarse. Saldremos de dudas en apenas seis semanas, cuando los aficionados llenen hasta la bandera las gradas y pelouses de La Sarthe, cuando la magia de la resistencia regrese a Francia, a ese santuario del motor que es Le Mans. Cuando se ponga en marcha la madre de todas las carreras, las 24 Horas de Le Mans.
Foto de portada: FocusPackMedia / Media FIA WEC.