El Grand Prix de Long Beach de Indycar de 2013 fue el escenario elegido para la primera aparición de los espectaculares Stadium Super Trucks, una nueva categoría con vehículos concebidos inicialmente para pistas de tierra y superficies parecidas a las carreras de tipo “Baja”. Para su aparición sobre asfalto se pusieron una serie de rampas de aluminio en el trazado para que los vehículos saltasen y dieran un buen espectáculo al público. Cuando el ruido de sus motores hubo parado, el público dejó de hablar de la Indy y empezó a hacerlo sobre los Super Trucks.

El concepto de la categoría nació en la cabeza del expiloto de Indy y “showman” Robby Gordon. La categoría debía basarse en el espectáculo puro, y para eso, los vehículos debían ser sencillos, los costes baratos y las carreras explosivas. Para ello, Gordon diseñó un vehículo específico y se encargó de fabricar todas las unidades necesarias para el campeonato, que desde 2020 se corre tanto en Estados Unidos como en Australia.

Los coches empleados están construidos sobre chasis tubulares con carrocerías de fibra por encima, al más puro estilo “silhouette”. Bajo ellos, late un motor V8 de origen Chevrolet, tipo LS, de 6,2 L que entrega más de 600 cv de potencia para los escasos 1300 Kg de peso del conjunto. La guinda del pastel son los neumáticos de tipo “off-road” suministrados por Toyo Tires y la suspensión con 26 pulgadas de recorrido (66 cm), que permiten al coche retorcerse y balancearse sobre el asfalto en las curvas, frenadas y aceleraciones.

La suspensiones tan blandas hacen que estos coches se balanceen como un barco.

En cada evento del campeonato se disputan dos carreras por fin de semana, a 12 vueltas o 20 minutos, lo que se cumpla primero. En ellas, se otorgan puntos a los 15 mejores clasificados con bonificaciones a la vuelta rápida y a la mejor calificación. Pero también por las posiciones ganadas en carrera y al piloto que haya liderado más vueltas durante el evento principal del fin de semana. Además, dirección de carrera tiene derecho a aplicar los conocidos como “competition cautions” a mitad de carrera, una especie de “full course yellow” para volver a compactar al grupo de participantes y que la competición se mantenga durante todas las vueltas posibles.

Cuando Robby Gordon se marchó de la NASCAR lo hizo, según él, con la sensación de que los equipos pequeños no tenían nada que hacer frente a los grandes debido a la diferencia de presupuesto y recursos, así que los Stadium Super Trucks es una serie pensada únicamente para los pilotos. Todos los Super Trucks son iguales en construcción y tan solo se pueden modificar un número muy limitado de elementos en busca del mejor reglaje. Además, los pilotos tienen derecho a cambiar de unidad durante la temporada si no están satisfechos con el rendimiento de la suya. Todo eso con un coste muy contenido que sitúa a la categoría como una de las más baratas en relación a la velocidad y espectáculo que ofrecen.

Las rampas repartidas por el circuito provocan saltos espectaculares que ponen a todo el público en pie.

Los Stadium Super Trucks parece que han venido para quedarse. Su fórmula sencilla de potencia, saltos y combates cuerpo a cuerpo funciona de cara al público. Y para ello se diseñó el campeonato. En ningún momento se buscó la máxima tecnología y desarrollo, ni la competición más purista. Tan solo ruido, espectáculo y el público rugiendo en las gradas. “Lucha libre sobre ruedas” según Marshall Pruett.