De un tiempo a esta parte, el mundo de las carreras mira de reojo al mercado del automóvil. La electrificación de los modelos de calle está teniendo su repercusión en el deporte y, poco a poco, los campeonatos están desarrollando nuevas maneras para subirse a la ola de los voltios. Pero si hay una categoría donde las características de este tipo de propulsión casan perfectamente con la filosofía y el formato de sus pruebas, esa es el rallycross.

Un problema al que se enfrentan los fabricantes de coches eléctricos es la autonomía. Las baterías no son como un depósito que lo puedes llenar más o menos con la cantidad de combustible que quieras y la masa añadida no supone un problema grande, tampoco en cuanto a espacio. En este caso, más autonomía implica disponer de un mayor espacio y eso no es sencillo de conseguir. El asunto se agrava cuando se trata de vehículos de competición, los cuales demandan más energía a esas baterías para conseguir más prestaciones. Así que se necesitan más y más baterías, pero en un espacio mucho más reducido y sin aumentar en exceso el peso.

Por ello, las carreras de rallycross son el lugar ideal para el desarrollo de este tipo de tecnología. Son pruebas de corta distancia, apenas unas seis vueltas, y en circuitos de poca cuerda, entre 800 metros y dos kilómetros. Es cierto que se realizan muchas mangas, pero entre cada una de ellas hay tiempo suficiente para que las baterías se puedan recargar. Por lo tanto, tenemos una categoría en la que los coches eléctricos pueden trabajar con las prestaciones a tope antes de quedarse sin energía. Y ahí es donde los promotores del Projekt E han visto su oportunidad.

El prototipo del Projekt E en acción

El Projekt E es, como su nombre indica, un proyecto para electrificar el rallycross. Está desarrollado por la empresa austriaca STARD, del piloto de rallycross Manfred Stohl; y tras conseguir ganar el concurso de la FIA, son los encargados de probar y poner en pista un nuevo prototipo de carreras eléctrico bajo normativa técnica de un Supercar. El trabajo para llegar hasta aquí ha sido difícil y la situación actual no ha ayudado, pero el coche ya ha ganado su primera carrera.

El regreso a las carreras vio hace unos días el comienzo de la nueva temporada del Campeonato de Hungría de Rallycross, en cuya primera prueba celebrada en el circuito de Kakucs Ring, Manfred Stohl se impuso al volante del Ford Fiesta ElectRX desarrollado por STARD. Fue la prueba de fuego para el automóvil de competición que pretende marcar la senda de futuro del Campeonato del Mundo de Rallycross, y la superó con creces.

El Ford Fiesta ElectRX de STARD en plena lucha por la victoria en Kakucs Ring

El Ford Fiesta ElectRX cuenta con tracción a las cuatro ruedas y tres motores eléctricos que son capaces de dar una potencia de 450 kW, unos 603 CV. De aspecto, el coche no difiere en lo más mínimo con sus hermanos térmicos, pero al abrir el capó es donde se encuentra la gran sorpresa. Las baterías permiten una autonomía de corto recorrido; pero a cambio, son capaces de dar toda la potencia disponible de manera instantánea. Tratándose de carreras de unos cinco minutos de duración, como mucho, es sencillamente perfecto.

De entrada, estos coches, los primeros de carácter eléctrico que estarán disponibles para equipos cliente, formarán un nuevo campeonato que será telonero del mundial. Los Projekt E compartirán calendario este año con el World RX en Höljes, Bikernieki, Spa-Francorchamps y Nürburgring, en la que será su primera temporada en competición oficial. Para el futuro cercano, la empresa STARD ha firmado un acuerdo de colaboración técnica con Ford Performance para el lanzamiento del Ford Fiesta ERX2, apto para competir en el Campeonato del Mundo de Rallycross desde el año que viene.

Sistema propulsor del Ford Fiesta ElectRX de STARD

Así mismo, la actual segunda división mundialista, la RX2 Series, será reemplazada en 2021 por una nueva categoría totalmente eléctrica, el eRallycross Series, que formará un escalón inmediatamente inferior al Projekt E. Por otra parte, se creará un campeonato base, el Junior eRX, que contará con un coche desarrollado por la firma española QEV Technologies. La idea es que el World RX albergue a ambos sistemas propulsores, creando una competición mixta de térmicos y eléctricos. El futuro del rallycross ya está aquí y el Projekt E no ha hecho más que descargar su primera chispa.