No es nada sencillo conseguir el título de Campeón del Mundo en ninguna disciplina. En el automovilismo, con tantas especialidades diferentes, ver pilotos que saltan de un tipo de coche a otro y logran tan ansiado objetivo es aún más complicado. Por ello, consagrarse en lo más alto de dos categorías dispares es una aventura que muy pocos han completado. Tras los casos de Petter Solberg y Fernando Alonso, tratamos el de José María “Pechito” López, el tercero en sumarse a este exclusivo club.

El argentino nació en la localidad de Río Tercero el 26 de abril de 1983, compitiendo en karting desde su más tierna infancia. Para continuar promocionando en los siguientes escalones, cruzó el Atlántico hacia Europa para labrarse una posible carrera en el mundo de los monoplazas en 2001, debutando en la Fórmula Renault 2000 Eurocup. Aunque sus inicios en el Viejo Continente no fueron espectaculares en cuanto a resultados, pronto mostró sentirse cómodo con la filosofía de las carreras a este lado, ganando el campeonato de Fórmula Renault V6 Eurocup en 2003.

En 2004, entró en la Fórmula 3000, la antesala de la Fórmula 1, y vivió el cambio de denominación y gestión del campeonato cuando al año siguiente disputó la GP2 Series, logrando su primera victoria durante la cita española de la temporada, en Montmeló, como piloto del programa de desarrollo de Renault. Sin embargo, las dificultades para proseguir hacia la categoría reina le hicieron replantearse su futuro, regresando a su Argentina natal para competir en los campeonatos nacionales de turismos, con un ojo puesto en la resistencia y las American Le Mans Series.

José María «Pechito» López probando el Renault de F1 durante su paso como joven piloto de la marca francesa.

El proyecto US F1, que buscaba crear un equipo de Fórmula 1 estadounidense, encontró en “Pechito López” al piloto que necesitaban para encarar su aventura con garantías en 2010, pero los problema económicos dieron al traste con los planes y el argentino se vio apeado de su gran oportunidad en el Gran Circo. Su experiencia en turismos y resistencia fue clave para que, lejos de tirar la toalla, siguiera con su reinvención.

Citroën, que preparaba su entrada en el Campeonato del Mundo de Turismos, le ofreció un asiento para asaltar el WTCC en 2014 y allí se fue López. Una sabia decisión que le brindó la ocasión de proclamarse esa misma temporada Campeón del Mundo de Turismos, título al que siguieron dos más en 2015 y 2016, mostrando una gran consonancia con el equipo de los dos chevrones, que dominó con mano de hierro el certamen durante su corta pero exitosa experiencia.

López al volante del Citroën C-Elysée del fabricante galo en el WTCC.

La salida de Citroën de manera oficial también significó la marcha de López del WTCC, que ya estaba probando suerte en la Fórmula E, de la mano de DS Virgin Racing. A su vez, de cara a 2017, fichó por Toyota para defender sus colores en el Campeonato del Mundo de Resistencia, oficializando un doble programa en ambos certámenes durante ese año. Aunque su paso por la categoría eléctrica no fue demasiado sonado, primero con el equipo británico y después con los americanos de Dragon Racing, consiguió convertirse en una parte imprescindible del proyecto de Toyota en el WEC.

Las 6 Horas de Fuji de 2018 supusieron su primera victoria en el WEC, junto a Mike Conway y Kamui Kobayashi, continuando junto a sus compañeros la siguiente temporada, en la que estuvieron a punto de ganar las 24 Horas de Le Mans en las dos ediciones que formaron parte de aquella supertemporada. Pero no fue hasta 2019 cuando las tornas se volvieron favorables y el trío de Toyota pudo plantar cara a su coche hermano en la batalla por el campeonato.

Pechito López pilotando el Toyota TS050 del equipo japonés en el WEC.

Con una pandemia de por medio y con la suerte dándoles la espalda de nuevo en la gran prueba de resistencia francesa en la pista de La Sarthe, José María López, junto a Mike Conway y Kamui Kobayashi, consiguió proclamarse Campeón del Mundo de Resistencia 2019-2020, convirtiéndose de esta manera en el tercer Campeón del Mundo multidisciplina, siguiendo los pasos de Petter Solberg en rallyes y rallycross; y de Fernando Alonso en Fórmula 1 y resistencia. El argentino logró así alzarse como uno de los mejores pilotos de carreras de sus país, demostrando su gran capacidad de adaptación a coches tan diferentes.