Durante mucho tiempo se soñó con una idea. Una idea que rondaba algunas de las mentes más lúcidas de nuestro automovilismo. Pero llevarla a cabo no era tarea sencilla. Se necesitaban muchas cosas, sobretodo, recursos. Ver un prototipo de resistencia fabricado en España compitiendo en las 24 Horas de Le Mans fue un sueño para muchos. Y una realidad gracias a que hubo gente que decidió lanzarse a cumplir este sueño.

La idea de fabricar un LMP1 español fue puesta en marcha por Epsilon Euskadi, empresa dirigida por Joan Villadelprat, uno de los técnicos con mayor experiencia de nuestro país en esto de las carreras. Tras conocer y vivir desde dentro la Fórmula 1 durante más de tres décadas, se embarcó en el equipo Epsilon Euskadi para participar en algunas de las categorías inferiores al Gran Circo. Pero su proyecto iba más allá. La empresa podía convertirse en un constructor de coches de carreras. Podía convertir los sueños de mucha gente en realidad. Dar forma a una idea. Podían fabricar el primer coche español en competir en Le Mans. Así que se pusieron manos a la obra.

Existía un antecedente. En 1953, Pegaso inscribió dos Z-102 para participar en la prestigiosa prueba, pero tras el accidente de Juan Jover en los entrenamientos, decidieron retirarse. De manera que nunca un coche español había tomado la salida de la gran carrera del circuito de La Sarthe. El proyecto de la estructura vasca pretendía terminar con ello. Para ello, se hicieron con los servicios de John Travis, antiguo diseñador en Lola, quien comenzó con los primeros bocetos basados en la reglamentación LMP1. Sergio Rinland llegó al proyecto para terminar de dar forma al que sería el Epsilon Euskadi ee1.

Joan Villadelprat, el líder del proyecto y máximo responsable de Epsilon Euskadi

Una vez terminada, la bestia contaba con un chasis fabricado en fibra de carbono con suspensiones push-rod delante y detrás. Montaba el motor Judd GV5.5 configurado en V10 a 72º en posición central, con una potencia de 650 cv a 7000 rpm. Esta llegaba al eje trasero a través de una caja de cambios secuencial de seis velocidades, desarrollada por el preparador Ricardo. El conjunto arrojaba una masa de 900 kg, por lo que tenía una relación potencia/peso de 0,72 cv/kg. Un verdadero bicho de competición.

En febrero de 2008, el ee1 pisó por primera vez el asfalto en el circuito de Alcarràs. Pero no fue hasta los test oficiales de las Le Mans Series en Paul Ricard, con una decoración totalmente negra y libre de patrocinadores, cuando pudieron realizar toda clase de pruebas al recién nacido. La primera carrera se celebraba en casa. Los 1000 Km de Cataluña verían el debut en competición del bólido que pretendía poner fin a la larga sequía en la madre de todas las carreras. Ángel Burgueño y Miguel Ángel de Castro serían los encargados de pilotarlo. Consiguieron el objetivo de terminar la carrera, el principal de cara a Le Mans. A pesar de ello, la fiabilidad era el punto más importante y ahí tenían un serio asunto que resolver.

El Epsilon Euskadi ee1 durante el día de test previo a las 24 Horas de Le Mans 2008. Foto: motorsport.all-free-photos.com

Los diferentes problemas de juventud impidieron que el Epsilon Euskadi ee1 pudiera mostrar todo su potencial, de manera que la carrera se convirtió en un test de larga distancia. Lo importante era corregir todos los fallos antes de poner rumbo a Francia. Pero cada vez faltaba menos tiempo. Apenas dos meses y medio para que el prototipo vasco surcara las rectas de La Sarthe por primera vez. El trabajo en la sede del equipo se hizo a contrarreloj. No se podían permitir ningún retraso.

La siguiente carrera en Monza no fue mejor. Completaron 73 vueltas hasta que Burgueño y de Castro se vieron obligados al abandono. Todavía quedaban los 1000 Km de Spa, la previa antes de afrontar Le Mans. En el bosque de las Ardenas, un halo de esperanza dio alas al equipo. Lograron terminar la carrera, perdiendo únicamente diez vueltas con el coche ganador, el Peugeot 908 HDi FAP de Nicolas Minassian, Marc Gené y Jacques Villeneuve. El Epsilon Euskadi ee1 logró la undécima posición final, séptimo entre los LMP1 y el cuarto mejor privado. La siguiente cita sería la prueba de fuego. Le Mans los esperaba.

El Epsilon Euskadi ee1 afrontando los virajes del circuito de La Sarthe. Foto: motorsport.all-free-photos.com

Epsilon Euskadi tomó la decisión de inscribir dos unidades del ee1. La primera, con el dorsal #20, la pilotarían los habituales Burgueño y de Castro, además de Adrián Vallés. Con ello, conformaban una escuadra 100% española de pilotos, equipo y coche. La segunda, con el dorsal #21, estaría manejada por tres pilotos con gran experiencia: El sueco Stefan Johansson, el japonés Shinji Nakano y el francés Jean-Marc Gounon. Los dos LMP1 afrontaron el reto sin un solo patrocinador asomando sobre la carrocería. Únicamente, el apoyo del Gobierno Vasco, que impulsó el proyecto desde sus inicios.

Su entrada en la pista francesa abrió el camino de un sueño que estaba a las puertas de cumplirse. Los entrenamientos fueron bien, el coche se comportó de manera óptima y pudieron afrontar la calificación con garantías. Los dos prototipos eran competitivos y pudieron calificar en décimoquinta y décimoséptima posición. Hay que recordar que eran debutantes, que el coche estaba en sus primeras carreras y que el equipo no tenía experiencia previa en conjunto en una carrera como Le Mans y en un circuito como La Sarthe.

La unidad #20 del Epsilon Euskadi ee1 en Le Mans, pilotada por Ángel Burgueño, Miguel Ángel de Castro y Adrián Vallés. Foto: motorsport.all-free-photos.com

Pero lo importante era que estaban calificados para la carrera. El sueño se estaba cumpliendo. Un coche 100% español tomaría la salida de las 24 Horas de Le Mans. El sábado 14 de junio de 2008, los dos Epsilon Euskadi ee1 comenzaron el septuagésimo sexto Gran Premio de Resistencia de Le Mans, cumpliendo el gran sueño de un pequeño equipo que tuvo una idea y quiso soñar a lo grande. Además, los coches eran rápidos, rodaban en tiempos bastante decentes y para un coche nuevo, su rendimiento era digno de admiración.

Eso sí, la fiabilidad seguía siendo el talón de aquiles. La unidad #21 abandonó tras ocho horas de carrera y la #20, hacia la mitad de la prueba. Una verdadera lástima, pero el objetivo estaba más que cumplido. Lo habían conseguido. El Epsilon Euskadi ee1 fue el primer, y hasta ahora, único coche fabricado en España en competir en las 24 Horas de Le Mans. Entonces, otra idea apareció en la mente. Otro sueño que buscarían hacer realidad. ¿Y si contruyeran el primer coche de Fórmula 1 español? Pero eso, es otra historia.

El Epsilon Euskadi ee1, el primer coche español en competir en las 24 Horas de Le Mans. Foto: motorsport.all-free-photos.com

Foto de portada: motorsport.all-free-photos.com