En el mundo del deporte del motor, la isla de Man, situada entre las de Irlanda y Gran Bretaña, se conoce por su famoso Isle of Man TT, uno de los mayores eventos motociclísticos del planeta. Los pilotos se lanzan con sus potentes máquinas de dos ruedas a la caza del mejor tiempo en el largo y peligroso circuito de la montaña de Snaefell. Pero hubo un tiempo en el que el Tourist Trophy de la isla de Man también fue el nombre de una carrera de coches.

Estamos en el año 1905, dos años antes de que comience el primer Tourist Trophy para motos. Ya hace algunos años que los primeros coches circulan por algunos caminos y carreteras de Europa, de manera que las carreras entre ellos se van sucediendo de manera natural. Conductores de un sitio y de otro se retan a duelos por ver quién llega antes a un punto en concreto. Así que algún día de aquellos años, alguien pensó que sería una buena idea disputar una carrera de coches en condiciones, con unas reglas básicas y bien organizada. Poco a poco, las competiciones automovilísticas reguladas se fueron sucediendo a lo largo y ancho del continente.

Las carreras en la isla dependiente de la corona inglesa tienen como origen las competiciones conocidas como Gordon Bennett Eliminating Trial. La regulación del uso de los automóviles en la vía pública por parte del parlamento de Reino Unido, estableció un límite de velocidad en la circulación de 20 millas por hora (32 Km/h) en los caminos y carreteras de las islas de Gran Bretaña e Irlanda, quedando la de Man fuera de esa restricción. Así que algunos entusiastas del motor del país se acercaron allí para estudiar la posibilidad de organizar carreras con el beneplácito de las autoridades locales.

Una de las primeras imágenes de carreras en las carreteras de la isla de Man

La administración de Douglas dio el visto bueno, así que aprovechando los difíciles caminos que rodean las cumbres, trazaron un circuito de carreras de 84 kilómetros que recorría casi toda la isla. La primera edición de la prueba, que servía de calificación para la Copa Gordon Bennett que iba a celebrarse ese año en Alemania, estuvo reservada a coches de turismo y fue Clifford Earl a bordo de un Napier quien se llevó la victoria. A finales de mayo del año siguiente, se repitió la experiencia y para septiembre se organizó el primer Tourist Trophy destinado a coches de carreras, con el auspicio del RAC (Royal Automobile Club). John Napier (no confundir con el matemático escocés del siglo XVI), al volante de un Arrol-Johnston, conquistó la prueba en poco más de seis horas, a una velocidad media de 54,56 Km/h.

En 1906, el circuito fue modificado, acortándolo hasta poco más de 40 kilómetros de longitud para evitar que la prueba interfiriera con los servicios de ferrocarril. Charles Rolls, cofundador de Rolls-Royce, se alzó ganador con un vehículo de su propia empresa. Al año siguiente, Ernest Courtis llevó a su Rover 20 hasta la victoria final en la prueba, antes de que el Tourist Trophy cambiara de escenario por razones de seguridad. Lo hizo para establecerse en el trazado que después ha sido su casa, al menos en el caso de las motos. Se estrenaba el circuito de la montaña de Snaefell.

John Napier, el primer ganador del RAC Tourist Trophy en la isla de Man, pasando por delante del público durante la edición de 1905

Sin embargo, su primer nombre fue el de Four Inch Course, que hacía referencia a la nueva regulación que establecía que los cilindros de los motores de los coches participantes tenían que tener un diámetro de cuatro pulgadas. Años después, el nombre del trazado cambió por el de Snaeffel, como se ha conocido desde entonces. La carrera de 1908 fue ganada por William Watson, al volante de un automóvil de carreras Hutton, fabricado por la empresa de ingeniería Napier & Son.

Tras estos primeros cuatro años, el RAC Tourist Trophy dejó de celebrarse. No fue hasta 1914 cuando las cuatro ruedas volvieron a tomar las carreteras del circuito de la isla de Man. El irlandés Kenelm Lee Guinness, al volante de un Sunbeam de Gran Premio, logró alcanzar la gloria. Pero el estallido de la Primera Guerra Mundial paralizó el mundo, y con ello, las incipientes carreras que iban apareciendo. La prueba no volvió a disputarse hasta unos cuantos años después.

William Watson (Hutton #2), rodando por delante de Kenelm Lee Guiness (Darracq #4), en el Tourist Trophy de 1908

El fin de la Gran Guerra trajo la alegría y el regreso de la competición. El horror y la barbarie quedaron atrás y en la isla de Man se volvió a respirar el aroma de las carreras. El sonido de los motores y el olor de la gasolina quemada regresaron al trazado de Snaefell, donde se congregó la multitud de aficionados en la edición de 1922. Ocho años habían pasado desde la última vez. La gente tenía hambre de carreras y las máquinas, con los pilotos sobre ellas, no defraudaron. El francés Jean Chassagne ganó la carrera. Sunbeam bautizó a su bólido con el nombre de “Tourist Trophy” en homenaje a la prueba, un bonito gesto que se volvió todavía más importante cuando el veloz ingenio mecánico llevó a Chassagne a la victoria.

Pero fue apenas una carrera puntual. Después, un nuevo parón hasta 1928 que marcó el final de la presencia del RAC Tourist Trophy en la isla de Man. La prueba se mudó al norte de Irlanda, al circuito de Ards. La prensa local, autoridades y empresarios presionaron a la organización para llevar la carrera allí, alegando que tenían el trazado perfecto para que el evento creciera y se consolidara. Así, únicamente las motos se quedaron para continuar haciendo vibrar a los aficionados de Man. Los coches abandonaron la isla para no volver, dejando a su gente huérfana de las hermosas y potentes máquinas de cuatro ruedas que durante esos años atronaron las carreteras de la montaña de Snaefell.

Los participantes se preparan para la salida del RAC Tourist Trophy de 1922, la última edición de la carrera de coches en la isla de Man