En las últimas décadas la seguridad ha sido uno de los principales campos de desarrollo en el mundo del automovilismo. Muchos de los avances introducidos a lo largo de los años fueron criticados duramente en el primer momento, como se ha visto recientemente con el polémico Halo. Se argumentaba que era antiestético, que molestaba y algunos siguen dudando de su eficacia. Pero lo cierto es que tras una temporada completa con este dispositivo montado en los coches, nuestros ojos ya se han acostumbrado a él, e incluso nos puede llamar la atención su ausencia al ver carreras de años anteriores.
Esta semana nos dejaba el Dr.Robert Hubbard, el inventor del HANS, ese dispositivo que tantas vidas ha salvado y tantas lesiones ha evitado. Y es que, aunque al principio pudiera parecer un artefacto innecesario, años después lo podemos ver en todas parrillas de este deporte. Un dispositivo sencillo, pequeño y sin grandes florituras técnicas que lleva manteniendo la cabeza de los pilotos hacia donde debe ir. Mirando hacia adelante, a la siguiente curva. Esa es su grandeza.
El HANS es esa pieza de fibra de carbono que se apoya en los hombros del piloto, por debajo del casco. Tiene un diseño similar al de una silla y, en cierto modo, la cabeza se sienta sobre ella. Consta de dos “costillas” que rodean el cuello y se apoyan sobre los hombros del que lo lleva. De esta forma las fuerzas se transmitirán a los hombros y el tronco, y no al cuello que es mucho más frágil. En la nuca, una estructura semivertical rígida hace de apoyo para dos correas de alta resistencia que se enganchan a cada lado del casco.
Esta sencilla pero resistente estructura ayuda a que en caso de accidente, y por tanto de grandes fuerzas de desaceleración, la cabeza del piloto se mantenga alineada en la medida de lo posible con su cuerpo. Así pues, se evitan los peligrosos latigazos cervicales y las posibles lesiones de cabeza y cuello, que pueden llegar a producir la muerte en un accidente fuerte. La FIA decidió hacerlo obligatorio en F1 en el año 2003, aunque desde mediados de los noventa ya se utilizaba en campeonatos americanos, y fue en ese mismo año cuando Fernando Alonso comprobó su eficacia en un fuerte accidente en Interlagos, en el GP de Brasil.
Así que, tras años de uso e innumerables lesiones evitadas solo nos queda agradecer a su artífice que lo creara. Gracias Dr. Hubbard por hacer de nuestra pasión un poco más segura, y por hacer que nuestros ídolos se jueguen un poquito menos la vida en pista.