La Source, Eau Rouge, Raidillon, la recta de Kemmel, les Combes, Bruxelles, Pouhon, Campus, Stavelot, Blanchimont y la parada del autobús. Así durante 24 horas. Un día entero en escenarios de leyenda como los anteriores. Este fin de semana vuelve una de esas citas capaces de mantener al aficionado pegado a la pantalla durante todo ese tiempo. Vuelven las 24 Horas de Spa-Francorchamps, la cita estrella de las Blancpain Series y una de las más importantes de la Intercontinental GT Challenge.
Hace algo más de un mes, Le Mans hacía las delicias del fanático de las carreras de resistencia. Y este fin de semana toca volver a prepararse para otra velada increíble, en otro circuito histórico. Esta vez, los encargados de dar espectáculo en el circuito belga serán las diferentes categorías de GT. El trazado de las Ardenas lleva desde 1924 haciendo de escenario para su propia versión de las carreras de un día entero de duración. Dejando de lado los años 1935 y 1937 en que no hubo carrera, el parón más grande sin esta competición fue entre 1939 y 1947, y porque el mundo entero estaba envuelto en una guerra.
A lo largo de los años, el circuito ha sufrido muchos cambios, y en la actualidad, poco queda del trazado original, de casi 15 kilómetros. Por aquel entonces, los pilotos debían cubrir esa distancia por una carretera que unía los pueblos de Francorchamps, Malmedy y Stavelot en lo que conformaba un circuito de alta velocidad. Más tarde esa distancia se vio reducida en casi mil metros al redondear el complejo de Stavelot, se pasó de dos curvas rápidas y una lenta, a tener un gran giro que se tomaba a gran velocidad. Así el circuito pasó a ser todavía más rápido y peligroso.
En 1979 llegó el gran cambio y el circuito se recortó hasta llegar a los siete kilómetros actuales. Solo en 2004 se remodeló la zona de la parada del autobús para añadir la chicane actual. En cuanto al resto, el trazado se mantiene desde finales de los años 70. Es en esos 7.004 metros y 20 curvas donde los mejores pilotos de GT se jugarán la gloria o la derrota. Hasta 73 coches de tipo GT3 inscritos de once fabricantes diferentes para batirse en una guerra abierta de un día y una noche de duración.
Esta pista es conocida por su inestabilidad climática. Al clima de la zona se le suma la gran extensión que ocupa. Con un trazado tan largo, a menudo se producen situaciones de extrema dificultad cuando aparece algo de agua. Es común ver como en una parte del circuito la lluvia empapa el asfalto y unas curvas más adelante el sol brilla sobre un asfalto perfectamente seco, de ahí la gran dificultad estratégica de algunas competiciones en este emplazamiento. Todo esto hace de esta carrera una cita especial. Velocidad a fondo y motores rugiendo en medio del bosque, con curvas míticas como las antes citadas.
Entre la enorme lista de inscritos a esta fiesta del automovilismo, encontramos hasta ocho nombres españoles: Álex Riberas, Ivan Pareras, Toni Forné, Fernando Navarrete, Patrick Kujala, Miguel Molina, Andy Soucek y Lucas Ordoñez. Estos dos últimos, compartiendo el Bentley Continental GT3. Buscarán repetir la gesta de Álex Soler-Roig, el único piloto de nuestro país en conquistar el triunfo, cuando en 1971 ganó la carrera a bordo de un Ford Capri, junto a Dieter Glemser. Se encontrarán sobre el asfalto con otros grandes nombres, como Kevin Estre, Mathias Beche o Dries Vanthoor, entre otros.
Las piezas están sobre este increíble tablero que es Spa-Francorchamps y la partida va a empezar. Por delante, 24 horas de gasolina, velocidad y competición. Y cuando el reloj haya descontado todas las horas y llegue a cero, entonces sabremos quien saboreará la gloria. Solo uno de esos 73 soldados vencerá en la gran batalla de las Ardenas.