Por algo es la madre de todas las carreras, la que dio renombre y esplendor a la resistencia y ha mantenido viva su llama durante cien años. Las 24 Horas de Le Mans de 2023 no pudieron tener un desarrollo mejor para celebrar su siglo de existencia, de pasión por el automovilismo dentro y fuera de las vallas y muros que separan la pista de las gradas. Un centenario cargado de espectáculo que se vio culminado por 24 horas de competición marcadas por la tensión constante, por una batalla por la victoria que decidió la propia carrera, como no podía ser de otra manera.
Ferrari, en su regreso oficial a la gran cita gala, consiguió llevarse la victoria. Alessandro Pier Guidi, James Calado y Antonio Giovinazzi firmaron un triunfo histórico para la marca de Maranello, pilotando un Ferrari 499P que no tuvo ni un solo fallo mecánico, ni una bajada de prestaciones. Únicamente, un susto en boxes que provocó un rápido reseteo, un leve aviso de que no se podía bajar la guardia hasta la bandera a cuadros. Quizás el error de Pier Guidi en la chicane Daytona, evitando una colisión con dos doblados, pudo acabar con la gesta prematuramente, pero tampoco. El Ferrari #51 sorteó los obstáculos y alcanzó la gloria.
El coche hermano, el #50, también tuvo su oportunidad. Antonio Fuoco, Miguel Molina y Nicklas Nielsen dieron el primer golpe encima de la mesa con una Pole Position, merced a un tiempazo de Fuoco, que les permitió manejar los primeros momentos, aunque el Toyota #8 les pasara en la primera vuelta. La carrera era larga y supieron gestionar de manera formidable todos los inconvenientes, dando un giro estratégico que copió Toyota tarde y que los colocó en el liderato virtual de la prueba. Sin embargo, una piedra provocó un fallo en uno de los radiadores, obligándolos a perder un tiempo precioso en boxes. La carrera decidió que no serían ellos los ganadores.
También decidió que el Toyota #7 no merecía tan enorme victoria. Los doblajes siempre son complicados y el golpe lateral recibido en un momento crucial, cuando la noche se hacía dueña de la carrera, fue letal. Ahí terminó la esperanza de los hasta entonces líderes del Campeonato del Mundo de Resistencia, con un abandono que tiene también sus consecuencias en la clasificación general. El Toyota #8 se cargó a la espalda la responsabilidad de toda una marca, que aglutinaba cinco victorias consecutivas en La Sarthe. Sébastien Buemi y Brendon Hartley lo bordaron, pero Ryo Hirakawa falló en el peor momento posible. Aunque, todo sea dicho, la culpa no fue totalmente suya.
En plena lucha por la victoria, recortándole la desventaja al Ferrari #50, Toyota Gazoo Racing decidió bajar a Hartley y subir a Hirakawa. El piloto japonés es muy rápido, con un enorme talento, y en circunstancias normales podría haber sido la baza ganadora. Lamentablemente, la enorme presión no se tuvo en cuenta en la ecuación y sacar al nipón a pista en un momento de suprema tensión se tradujo en un fallo estratégico clamoroso. Hirakawa cometió un error de los que se califican como imperdonables, perdiendo el coche en la frenada de Arnage. Ahí se dejó Toyota la victoria, pues es responsabilidad del equipo y de la marca, aunque el ejecutor fuera el piloto. Se gana y se pierde juntos. A partir de ahí, en Ferrari respiraron.
Ciertamente, el Ferrari #50 tuvo su papel en esa presión. Doblado y sin opciones de victoria, se dedicó a marcar al Toyota #8, a hacerle ver que no podía bajar el ritmo ni la presión, que estaba ahí. Durante mucho tiempo, el rojo se vislumbró en los retrovisores del Hypercar japonés, mientras el líder seguía unos segundos por delante. La jugada de Ferrari fue de una ejecución perfecta y, por eso, ganaron. Ganaron porque corrieron como campeones, con inteligencia y jugando las bazas que tenían con la mayor eficiencia.
Cadillac también jugó muy bien sus cartas, pero les faltó velocidad. Las carreras de resistencia, a pesar de que sea necesario aguantar y resistir, se necesita igualmente ser rápido. Y más en unas 24 Horas de Le Mans que por momentos dieron la impresión de ser una prueba al sprint. Earl Bamber, Alex Lynn y Richard Westbrook lo intentaron, plantaron cara y por momentos pudieron dar la sorpresa. Pero, al Cadillac V-Series.R le faltó un pelín de rendimiento para estar al nivel del Ferrari 499P y del Toyota GR010 Hybrid. La prueba de su buen hacer, sin embargo, no la demostró el coche #2, sino el #3 con una remontada espectacular, tras perder sus opciones en la intensa lluvia que azotó en los compases iniciales.
Sorprendentemente, Peugeot tuvo sus minutos de gloria, sacando petróleo de las adversidades, aprovechando la lluvia para mostrar el rendimiento que esconde su 9X8 y colocándose en cabeza de carrera durante varias horas. Esto no lo esperaba nadie y por las caras dentro del box galo, ni siquiera ellos. Por desgracia, los errores en Le Mans se pagan caros, bien lo saben también en el Hertz Team Jota, líderes durante varias vueltas con el Porsche 963 hasta el golpe contra las protecciones de Ye Yifei.
El equipo privado de Porsche tuvo en su mano dar la sorpresa. La táctica les funcionaba y podrían haber logrado un buen resultado, toda vez que las unidades oficiales padecían problemas y pinchazos. Ni el #5 ni el #6 consiguieron paliar la hemorragia de tiempo en cada adversidad, el #75 no pudo terminar y aunque el #38 de Jota lo intentó, nada pudieron hacer evitar la debacle. Estaba claro que Le Mans no les iba a poner las cosas sencillas y así fue.
Por detrás, Glickenhaus aguantó como pudo y certificó una buena carrera, a pesar de algunos errores de pilotaje que no deberían ocurrir a esas alturas. Vanwall, por su parte, siguió con el particular récord de ByKolles de no terminar unas 24 Horas de Le Mans. Aunque fue en LMP2 donde se posaron la mayoría de ojos, con la victoria contra todo pronóstico de Inter Europol y nuestro Albert Costa. Con un ritmo sin paliativos, destrozando los cronos, el catalán colocó al Oreca #34 en primera posición, dejando a sus compañeros la misión de mantener un liderato que en la última hora pareció ceder, aunque finalmente no fue así. Carrerón de Albert Costa y actuación brillante del equipo polaco.
Entre los GTE, Nicky Catsburg, Ben Keating y Nico Varrone siguieron cosechando éxitos en una temporada en la que parecen tener la sartén por el mango. Victoria en LMGTE Am para mayor gloria de Corvette Racing. En lo referente a Álex Riberas, el español fue la punta de lanza del Aston Martin #98, firmando un buen debut en el que consiguió remontar para alcanzar la sexta posición dentro de la categoría que el año que viene cederá su espacio a los GT3.
En definitiva, las 24 Horas de Le Mans 2023 tuvieron de todo, dejando hasta el final las luchas por la victoria en las tres categorías. En Hypercar, el error de Hirakawa y Toyota casi dejó sentenciada la carrera a favor de Ferrari, pero aún hubo algún fleco pendiente y hasta la bandera a cuadros es competición. Habrá quien le echará las culpas al BoP, al ACO, a la FIA o a todos juntos por no ganar; pero lo que está claro es que quien fue inteligente sacó partido de las múltiples adversidades. Lo que deben hacer es no rendirse, que 2024 está a la vuelta de la esquina y todavía queda mucho WEC por delante.
Foto de portada: Media FIA WEC / FocusPackMedia.