El circuito de Norisring es un trazado urbano que se monta en la ciudad de Núremberg para acoger cada año una de las citas del DTM, el Máster Alemán de Turismos. Concretamente, se ubica en el conocido Campo Zeppelin, el lugar en el que el Partido Nazi realizaba sus mítines políticos durante el Tercer Reich. El sitio desde el que Adolf Hitler y el resto de miembros destacados nazis arengaban a las masas y mostraban el poderío de la maquinaria nacionalsocialista.

La tribuna desde la que lanzaban sus discursos sigue intacta y fue de las pocas construcciones que no sufrieron daños tras los bombardeos durante la Segunda Guerra Mundial. Por ello, un par de años después del fin de la contienda, algunos entusiastas a las carreras decidieron organizar carreras alrededor de la enorme tribuna de más de 300 metros de largo. Usando el campo para montar la recta de meta, garajes y paddock, diseñaron una pista que fue variando de configuración.

Años después, el diseño se estableció, con un trazado de poco más de dos kilómetros de longitud, enlazando curvas lentas con zonas rápidas, lo que lo convierte en uno de los circuitos más técnicos del calendario del DTM. El campeonato alemán hizo su primera visita en 1984, en su temporada inaugural. Ahora goza de ser una de las citas anuales con más repercusión. Si la Fórmula 1 tiene a Mónaco, el DTM tiene a Norisring como su circuito urbano en el que los aficionados pueden estar muy cerca de los coches, vuelta tras vuelta.

La famosa tribuna, con los guardarraíles que delimitan el trazado de Norisring en primer plano

Pero los turismos germanos no fueron los primeros en hacer de Norisring uno de sus circuitos estrella. Años antes, el protagonismo fue de los coches de Sport Prototipos y GT. Sus tremendos motores atronaban la ciudad durante todos y cada uno de los múltiples giros en carreras de larga distancia. Así nació el Trofeo Norisring (ADAC Norisring Trophäe, oficialmente) en 1967, que agrupó las competiciones que se hacían allí cada año. Campeonatos como la desaparecida Interserie, el DRM (predecesor del DTM), o el certamen teutón de Supercars visitaron el lugar.

En una de aquellas carreras perdió la vida uno de los pilotos con mayor proyección de su época. Un piloto que, como su hermano Ricardo, estaba destinado a hacer grandes cosas en el automovilismo. El circuito de la ciudad de Núremberg truncó la vida de Pedro Rodríguez un 11 de julio de 1971, cuando el coche de Kurt Hild, que iba más lento e iba a ser doblado por el líder de la carrera, mandó al Ferrari 512M de Rodríguez contra la valla. El vehículo se incendió al desparramarse el combustible como consecuencia del impacto, y el mexicano no pudo hacer nada para salvar su vida.

El pelotón del DTM afrontando la horquilla de Grundig

Si hubo un campeonato importante allí fue el Campeonato del Mundo de Sport Prototipos, que en 1986 y 1987 celebró las 1000 Millas de Núremberg. El entonces mundial de resistencia, nada más y nada menos. Después, los turismos coparon toda la actividad del trofeo, y desde 1990 se otorga a los ganadores de las carreras del DTM que se disputan en Norisring.

Actualmente, el circuito nace justo delante de la famosa tribuna, describiendo un rápido viraje hacia la horquilla de Grundig. Allí cambia de dirección y de lado de la avenida, volviendo en dirección a al tribuna para afrontar la S de Schöller que manda a los coches hacia Zeppelinstrasse, una calle que pasa por detrás de la tribuna. Después se toma la curva de Dutzendteich y en aceleración se vuelve a la calle principal que conducirá a los rápidos bólidos de nuevo a la recta de meta.

Mattias Ekström pasando muy cerca del muro con el Audi RS5 en 2017

Aquí se suelen dar carreras espectaculares, con muchos cambios de posición y en las que las estrategia es netamente importante. En definitiva, se trata de un circuito en el que la emoción y el espectáculo priman sobre cualquier otra cosa. Lo mismo que, seguramente, sucedió muchos años antes de que los nazis emponzoñaran la historia. El nombre del lugar se debe a que fue el campo de pruebas de los dirigibles fabricados por la compañía de Ferdinand von Zeppelin. El mismo LZ 129 Hindenburg, el famoso aerostato, se probó ahí.

Seguramente, cuando despegó, los espectadores que asistían al momento aplaudieron y se emocionaron como ahora lo hacen los aficionados durante las carreras del DTM. Aunque los nazis usaron la tribuna como un escenario en el que se subían los gerifaltes del partido para que las masas los aplaudieran, los aficionados a las carreras le consiguieron dar la vuelta. Porque el espectáculo nunca debió estar en la tribuna, sino quedarse abajo, en el campo. Como sucedió con los “zeppelines” y como sucede ahora con los coches.

Mattias Ekström (Audi), Marco Wittmann (BMW) y Edoardo Mortara (Mercedes) cruzan juntos la línea de meta frente a la famosa triubuna en 2017

Este fin de semana, el DTM vuelve al circuito de Norisring. Vuelve a su cita con la historia. Y lo hace rememorándola, pues los impresionantes BMW M1 del campeonato Procar volverán a pisar el asfalto, haciendo rugir sus motores como lo hicieron durante sus años de máximo esplendor. También allí, un circuito que acogió algunas de sus carreras y que estos días volverá a vibrar con la acción de uno de los mayores espectáculos del mundo.