Este fin de semana da comienzo la segunda temporada del campeonato australiano de monoplazas S5000, un certamen que busca llenar el hueco que antaño ocuparon competiciones como la Tasman Series, la Fórmula 1 australiana o la Formula 5000. Precisamente, este último ha servido, en cierta medida, de inspiración para una S5000 que este año tratará de asentarse definitivamente tras una primera edición con tan sólo un par de pruebas.
La S5000 arrancó el año pasado con dos citas en septiembre y noviembre, en Sandown y The Bend. Fue un aperitivo para lo que parece ser que vamos a ver esta temporada. Diecisiete pilotos repartidos en nueve equipos lucharon por llevarse la victoria en cada una de las pruebas, entre los que destacó Rubens Barrichello, expiloto de Fórmula 1 que volvió a los monoplazas para disputar el primer evento del campeonato. James Golding, Tim Macrow y John Martin fueron los principales animadores, con Martin siendo el piloto que más puntos sumó en el total de ambos fines de semana.
La idea de volver a tener en Australia un gran campeonato de monoplazas a nivel nacional se puso sobre la mesa en 2016, con la creación de la Formula Thunder 5000. Unos meses más tarde, el ente organizador del campeonato Supercars anunció la nueva Super 5000 como categoría soporte del principal campeonato automovilístico australiano. Tanto la Formula Thunder 5000 como la Super 5000 ocuparían el mismo hueco, de manera que los responsables de ambos certámenes acordaron su fusión, con la idea de echar a rodar en 2018.
La S5000 compite con monoplazas basados en la normativa FIA para la construcción de chasis de Fórmula 3, fabricados por el constructor francés Onroak. Estos coches montan un motor V8 atmosférico de 5.0 litros de origen Ford, con una potencia de 560 CV, gestionados por una caja de cambios de seis velocidades. En otras palabras, una auténtica bestia de competición, de naturaleza salvaje y brutalidad desbocada. Un motor enorme en un coche pequeño. El sueño de cualquier piloto que quiera pasarlo bien.
Los afortunados conductores que tendrán el privilegio de hacer bailar estas maravillas sobre el asfalto estarán repartidos en ocho equipos. Para esta primera cita en Melbourne, serán un total de quince, con Rubens Barrichello repitiendo experiencia. Además del brasileño, Giancarlo Fisichella, Alexandre Prémat y Jack Aitken han atravesado medio mundo desde Europa para participar en esta primera fecha del calendario de la S5000, compartiendo pista con los Fórmula 1 del Campeonato del Mundo. Por su parte, los locales Tom Macrow y James Golding volverán a ponerse el mono de carreras para volver a deleitar a los aficionados. No así John Martin, el piloto que mejor se desenvolvió en 2019, que será baja en esta primera contienda.
Serán dos carreras las que disputarán este fin de semana, la primera el viernes y la segunda el sábado. Después de esta primera fecha en el circuito urbano de Albert Park, como categoría telonera de la Fórmula 1, la S5000 pondrá rumbo al trazado de Sidney dentro de dos semanas. El primer fin de semana de mayo, será el turno de la pista de Winton, antes de que The Bend vuelva a poner a prueba a los competidores en uno de los trazados más desafiantes de Oceanía. Eso será a mitad de junio.
Dos meses de después, será Philip Island la pista que tomará el relevo, para conducir a la caravana del campeonato a Sandown, donde se disputará la última prueba puntuable. El circuito, a veinticinco kilómetros de Melbourne, repite esta temporada, tras alojar la primera cita de la historia del campeonato. Finalmente, Mount Panorama cerrará la temporada. El mítico trazado pondrá el broche de oro con una cita fuera de campeonato, pero que seguro que todos ansían con disputar.
Este año parece ser que será el del despegue real de este certamen. La actividad en pista ha comenzado ya, durante la madrugada europea, con los primeros entrenamientos libres y la sesión de calificación en Albert Park. Y así continuará hasta que se decidan los campeones allá por septiembre. Y con el bonus de Mount Panorama en noviembre. Un campeonato de esos que hacen falta, con emoción a raudales y gastos contenidos. La S5000 australiana echa a volar en Melbourne.