Era el 16 de abril de 2017 cuando Billy Monger se encontraba disputando la carrera que iba a cambiarle la vida. Se trataba de la segunda prueba del fin de semana que el Campeonato británico de Fórmula 4 estaba celebrando en el circuito de Donington Park. Monger estaba luchando en el pelotón cuando se encontró con un muro frente a él. Un muro que no pudo superar.

El muro era un coche prácticamente parado en medio de la pista. La vorágine de la batalla le impidió esquivarlo y “Billy the Whizz” chocó brutalmente, destrozando su coche y sus piernas. Fue evacuado al hospital, donde no se pudo hacer nada por salvarle las extremidades inferiores. A partir de ahí, su vida dio un vuelco. El mismo que dio el mundo del automovilismo cuando su familia sacó adelante una campaña de micromecenazgo para ayudarles a pagar los gastos que la convalecencia y el futuro del joven iban a suponerles. Todo el mundo aportó lo que pudo y se demostró la humanidad que existe en este complicado ecosistema de las carreras.

El tiempo pasó y Billy Monger se recuperó. Y volvió a las carreras. El piloto que tan bien lo había hecho pilotando los Ginetta en sus dos primeros años después del karting, se subía de nuevo a un monoplaza tras el pavoroso accidente que le alejó de ellos. Su fuerza mental fue clave en ese regreso, y sigue siendo clave a día de hoy. El británico está a las puertas de una nueva temporada compitiendo en Fórmula 3 con el equipo Carlin, mostrando una capacidad en la mentalidad impresionante que le está llevando a superar todas las adversidades con gran maestría.

Billy Monger atendiendo las explicaciones de su ingeniero antes de salir a la pista. © Pablo López Castillo (elacelerador.com)

Para poder conducir, Monger utiliza un volante adaptado en el que van incorporados el acelerador y el freno, además de los sistemas habituales de cualquier volante de un coche de F3. Y a tenor de los tiempos que logró en los test de la Eurofórmula Open, en su primera experiencia en el campeonato, su condición no le resta ni un ápice de competitividad. Su calidad sigue intacta y eso es algo que se puede observar a simple vista cuando lanza el coche en una curva rápida. Hay pocos que lo hagan como él lo hace, y con la misma eficacia.

Cuando probó el coche junto a sus compañeros en el equipo británico, Billy no podía dejar de mostrar una sonrisa al hablar de sus sensaciones pilotando. “Es brutal conducir este coche. Se nota mucho la carga aerodinámica y toda la potencia. Para mí es difícil pero es muy divertido y me gusta mucho”. En aquel momento aún no sabía si podría correr en el campeonato, pero mostró su deseo de hacerlo. “Es el plan, pero todavía no lo sé. Estamos intentando que así sea, pero aún es pronto”.

Billy Monger gira el volante para salir a la pista. © Pablo López Castillo (elacelerador.com)

Billy Monger tiene el ejemplo de Alex Zanardi. El piloto italiano perdió sus piernas en un accidente brutal en el circuito alemán de Lausitzring en 2001, durante la carrera que la CART americana disputó en el trióvalo. Zanardi perdió el control del coche al salir del pit lane, quedó atravesado en medio de la pista y Alex Tagliani no pudo esquivarlo. El monoplaza del italiano se partió por la mitad y, al menos, pudo salvar la vida. Tras ello, Zanardi ha podido seguir ligado a las carreras, realizando actuaciones destacadas en el mundo de los GT y los turismos.

Pero sabiendo la mentalidad de Monger, está claro que el espejo en el que mirarse es Lewis Hamilton. Entre ambos surgió una especie de amistad cuando el pentacampeón de Fórmula 1 se interesó por la historia del joven. Se les ha visto juntos en varias ocasiones en el garaje del equipo Mercedes en algunas carreras del Gran Circo. Porque ese es su objetivo a largo plazo. La Fórmula 1 es la meta de la gran mayoría de pilotos, pero en el caso del británico tendría aún más valor si cabe.

Nunca un piloto discapacitado ha pilotado en el Campeonato del Mundo de Fórmula 1. Sería el primero. Pero antes, debe demostrar su valía en las categorías previas. Desde luego hay una cosa clara, llegue o no, no será por falta de fuerza mental. Ni por falta de calidad. Tiene manos, sólo necesita el apoyo y el coche, que el resto ya lo pondrá él.

Billy Monger durante las pruebas de la Eurofórmula Open en el Circuit de Barcelona-Catalunya. © Pablo López Castillo (elacelerador.com)

Foto de portada: © Pablo López Castillo (elacelerador.com)