Rodeada de lagos por doquier, la ciudad de Jyväskylä se presenta como una de las más importantes de Finlandia, pues su situación geográfica le ha permitido convertirse en un importante nudo de transportes en el centro del país nórdico. Allí es conocida como la ciudad de las ciencias y las artes, pero para los enfermos de la velocidad, Jyväskylä tiene otro significado.
De la multitud de pilotos de rally oriundos de Finlandia, tres de ellos nacieron aquí y uno es considerado como una de las grandes leyendas del automovilismo de todos los tiempos. Hablamos de Henri Toivonen, Mikko Hirvonen y Harri Rovanperä. Pero lo más importante es que Jyväskylä es la sede de uno de los eventos automovilísticos más importantes. El Rally 1000 Lagos, que ahora se conoce simplemente como Rally de Finlandia, está considerado como uno de los más técnicos y desafiantes de cuantos se celebran a lo largo y ancho del mundo. Si la Fórmula 1 y MotoGP tienen a Monza y Assen como sus respectivas catedrales de la velocidad, el Rally 1000 Lagos bien puede ser considerado como la catedral de los rallyes.
Sin desmerecer a ninguna otra prueba, está claro que este rally tiene algo que lo hace especial. Su primera edición fue en 1951, con victoria de Arvo Karlsson copilotado por Vilho Mattila sobre un Austin A90 Atlantic, y hasta 1990, es decir, 39 años después, no ganó un piloto que no fuera nórdico. Carlos Sainz copilotado por Luis Moya, con el Toyota Celica GT-Four, rompieron esa especie de ley que «aseguraba» la victoria a los pilotos escandinavos. Y sobretodo fineses, pues en esos 39 años, sólo en cuatro ocasiones ganó un piloto que no fuese de Finlandia, recayendo la victoria en los suecos Erik Carlsson, Gunnar Callbo, Stig Blomqvist y Mikael Ericsson.
Los tramos que conforman la carrera se disputan sobre pistas de tierra muy fina y de carácter rectilíneo, en las que abundan los cambios de rasante y las curvas amplias de alta velocidad. Es por ello, que en este evento, por lo general, se consiguen las velocidades punta más altas del Campeonato del Mundo de Rally, excluyendo a los tramos de asfalto de otros rallyes. También se consigue la velocidad media más alta de todos los rallyes del campeonato.
Es típica la imagen de los coches volando en los saltos y cambios de rasante, en medio de los bosques de coníferas cercanos a los lagos que pueblan toda la región. El tramo más conocido, es el llamado Ouninpohja, símbolo del rally y que se caracteriza por tener un cambio de rasante ciego en el que se alcanzan las mayores distancias en el aire. El récord de salto lo estableció el piloto italiano Gigi Galli en 2005, al recorrer 58 metros sin tocar el suelo. Posteriormente, el tramo se ha visto envuelto en una serie de modificaciones para garantizar la seguridad. Actualmente, cuenta con varias chicanes para reducir la velocidad.
Originalmente, el rally se planteó como una carrera clasificatoria para el Rally de Montecarlo, con salida en Jyväskylä y con dirección a Laponia. En 1951, se salió hacia la ciudad de Rovaniemi, pasando por Kokkola y Oulu, para posteriormente volver a Jyväskylä. El formato era muy parecido al de otras carreras que se celebraban al sur del continente europeo en carreteras abiertas al tráfico. Esto se cambió, pues las autoridades finesas consideraron una temeridad que se disputara una prueba deportiva de semejante calibre en esas condiciones, poniendo en riesgo la seguridad del resto de conductores.
Es por ello, que se decidió disputar el rally sobre carreteras cerradas al tráfico y separadas de las abiertas al mismo, de manera que la circulación normal de los conductores finlandeses no se viese alterada por la competición. Así es como nació la concepción moderna de los rallyes. Los nuevos tramos de carreteras exclusivos para la disputa de la prueba servirían para cronometrar el tiempo que tardaban los participantes en recorrerlo, mientras que en los tramos de enlace entre unos tramos competitivos y otros, los pilotos deberían respetar la normativa de circulación.
Este fin de semana se ha disputado una nueva edición del Rally 1000 Lagos. Como en 2003, un piloto estonio ha ganado el evento. Ott Tänak copilotado por Martin Järveoja sobre el Toyota Yaris WRC ganaron el domingo el Rally de Finlandia, pero no sólo eso. Ganar en Jyväskylä es entrar en la leyenda del automovilismo por la puerta grande, como en su día lo hicieron los «Flying Finns», aquellos pilotos finlandeses que escribieron las páginas de oro del mundo de los rallyes, haciendo de Finlandia una cuna de campeones y un lugar de visita obligada para cualquier aficionado a las carreras.