La situación global derivada de la pandemia de COVID 19 ha planteado cambios en los programas deportivos de la gran mayoría de campeonatos. Y en el peor de los casos, algunos han decidido abandonar el 2020 para centrarse en el año que viene. Es el caso del Campeonato de España de Turismos, que ha anunciado su cancelación esta temporada para fijar sus objetivos en regresar en 2021.
En un principio, la Real Federación Española de Automovilismo, organizadora y promotora del CET, realizó una serie de cambios en el calendario, retrasando su inicio hasta pasadas las vacaciones de verano para poder dar tiempo a equipos, pilotos y circuitos de organizarse ante un panorama de concentración de carreras en muy pocos meses. Las fechas que se valoraron fueron menos de las inicialmente planeadas, pero siguieron siendo suficientes para salvar la papeleta y poder disputar un certamen que regresó a la vida el año pasado.
Sin embargo, las complicaciones por la crisis sanitaria, con equipos que ya decidieron dar por concluido 2020 para focalizarse en 2021 y sin la posibilidad de celebrar las pruebas con público en las gradas, han terminado por empujar a la organización hacia la cancelación de la temporada y centrarse en un 2021 que tampoco tiene todos los números para disputarse con normalidad. Pero sí parece que, al menos, será un año en el que las carreras podrán regresar con una mentalidad mucho más positiva.
El cierre definitivo del CET ha provocado quebraderos de cabeza en algunos de sus participantes. No en vano, algunos equipos, como el Team Gibralfaro, ya han puesto a la venta los coches con los que compitieron en 2019 y pretendían repetir sobre los circuitos españoles en esta extraña temporada. Con ello, buscarán programas alternativos que puedan sustituir sus actividades deportivas y no pasar doce meses en el dique seco.
Algunos preparadores ya tomaron la decisión, aunque de puntillas y sin una convicción definitiva, de centrar sus esfuerzos, al menos hasta el comienzo del Campeonato de España de Turismos, en otros certámenes de similar atractivo, como el Campeonato de España de Resistencia y GT, en el que también compiten vehículos de estas características en alguna de sus diferentes divisiones. Otros, han decidido descartar su regreso a las pistas de carreras y está por ver que puedan volver el año que viene.
Ciertamente, las arcas monetarias de algunos competidores han sufrido los estragos de la crisis económica derivada de la difícil situación a nivel mundial. Muchos patrocinadores han retirado sus apoyos en una claro afán de evitar posibles consecuencias en sus cuentas ante la incertidumbre de lo que pueda ocurrir a corto y medio plazo. Toda esta amalgama de dificultades ha provocado que la RFEdA se decantara por la única opción viable.
Y esto genera enormes dudas hacia un certamen que desde el principio ha estado en boca de numerosos detractores por la política técnica seguida desde la organización. A diferencia de la mayoría de campeonatos de turismos nacionales de nuestro entorno, en el que se siguen las normativas emanadas de la FIA, y concretamente las regulaciones TCR, el CET tiene su propia reglamentación técnica, que aunque pueda ayudar a la construcción de coches más baratos, tanto en su preparación como en su mantenimiento, provoca un lastre a la hora de compartir piezas entre otras estructuras más allá de nuestra fronteras, e incluso dentro de ellas.
Por ello, algunos equipos, que presumiblemente podían ver bien el renacer del Campeonato de España de Turismos de cara a sus intereses, declinaron participar en él para continuar sus actividades deportivas en otros certámenes, con un mayor número de participantes en cada una de sus citas. De esta manera, el futuro del CET tiene un color indeterminado, pero seguro que desde la organización trabajan al máximo para devolver al principal campeonato nacional de turismos a su máximo esplendor.