Las 500 Millas de Daytona dan el pistoletazo de salida de una nueva temporada de la NASCAR. Esta carrera, en la que los competidores tendrán que completar un total de 200 vueltas al óvalo de Daytona, es la heredera de las primeras competiciones celebradas en la playa de Daytona, a escasa distancia del trazado actual. Allí, sobre la arena, se jugaron la vida los pioneros de las competiciones de stock cars americanas. Su entrega y pasión ha pasado de generación en generación, y nos llega a través de muchos años de carreras y héroes sobre el asfalto del circuito floridano.
Durante los años ’20 del siglo pasado, fueron muchos los intentos de batir registros de velocidad en la playa de Daytona, pero el grueso de las competiciones llegó cuando se unió la larga recta arenosa con la carretera adyacente mediante dos curvas, creando un circuito de unos seis kilómetros de longitud. Bill France Sr., fundador de la NASCAR y reconocido padre oficioso de las carreras de coches de stock en Estados Unidos, llegó a Daytona Beach procedente de Washington D. C., huyendo de los desastres económicos de la gran depresión, tras el crack económico de 1929.
Tras entablar relación con varios hombres de negocios de la zona y con algunos conductores de carreras amateurs, se propuso la realización de una carrera automovilística en el circuito. Sig Haugdahl, piloto local por aquel entonces, se encargó de la organización. La carrera fue un éxito de público sin precedentes, que abarrotó los laterales del trazado y vio a Milt Marion llevarse la victoria tras ser declarado ganador, pues la prueba se suspendió a falta de 3 vueltas por problemas con la arena.
A pesar de que la organización perdió dinero, Haugdahl habló con France para organizar otro evento al año siguiente. Ambos se dirigieron a la Orden de Elks, una organización enfocada a la beneficencia, para que les prestaran apoyo. El éxito fue aún mayor, pero de nuevo volvieron a perder dinero. Para intentar contrarrestarlo, decidieron organizar dos carreras en 1938, de manera que los costes organizativos pudieran ser menores, mientras se vendían entradas al público dos veces en lugar de una. Al ver que la fórmula funcionaba, Bill France tomó las riendas para organizar en los años sucesivos más carreras durante la temporada, hasta que la Segunda Guerra Mundial paralizó las carreras de coches en el mundo.
Tras el conflicto, Bill France Sr. reunió a organizadores de carreras de todo el país, pilotos y patrocinadores para intentar crear un sistema organizativo que unificara los criterios reglamentarios y el dinero de los premios a los pilotos, pues estos, a menudo, eran timados por organizadores sin escrúpulos que antes de las carreras les prometían una cosa y luego les pagaban otra. Así fue como el 21 de febrero de 1948 nació la NASCAR, que en años posteriores se convirtió en el mayor organizador de carreras de coches del mundo.
Durante diez años más, el circuito playero de Daytona siguió hospedando las carreras de stock cars de la recién creada NASCAR. Pero ya en 1953, Bill France Sr. propuso la construcción de un circuito permanente para suplir las carencias, tanto de espacio como técnicas, del trazado urbano de la playa de Daytona. Una vez se terminó la construcción del Daytona International Speedway, las carreras llegaron al nuevo circuito, aunque no fue hasta 1958 cuando la playa vio sus últimas batallas.
Las primeras 500 Millas de Daytona, en el circuito oval, se celebraron en 1959, y desde entonces, ese trazado ha sido la casa de la carrera más importante de la NASCAR. El mes de febrero ha acogido siempre la prueba, convirtiéndose, año tras año, en la madre de todas las carreras de coches de stock en circuitos ovales. Una carrera en la que siempre ha ganado un piloto de nacionalidad estadounidense, aunque Mario Andretti sigue siendo el único que logró el triunfo habiendo nacido en otro país.
En este 2019, las 500 Millas de Daytona serán, un año más, el arranque de la nueva temporada de la NASCAR. Será también la primera oportunidad para que los aspirantes a conquistar el campeonato se clasifiquen para la fase final eliminatoria, conocida en años atrás como The Chase, o actualmente como NASCAR Playoffs. 200 vueltas, 500 millas u 800 kilómetros esperan a los valientes pilotos que quieran enfrentarse ante el óvalo con el peralte más inclinado de la NASCAR.