El Dakar de este año se presenta movidito, sobretodo en lo que a coches se refiere, y es que hay dos gallos en el mismo gallinero que van a pelear hasta el final por hacerse con la victoria. Hablamos de los Buggy contra los 4×4 tradicionales.

Hace ya unos años que se creó un reglamento para dar cabida a unos coches más ligeros, sin tracción total y de motor central. Los llamados “buggy” se benefician de estas características para ser más rápidos en algunos tramos del Rally-Raid más famoso del mundo, pero hasta hace poco, no tenían mucho que decir ante los polivalentes todoterrenos 4×4, que dominaban esta competición sin demasiada oposición de los menos manejables 4×2, recién aparecidos. Hasta que llegó Peugeot Sport y reinterpretó el reglamento, a priori creado para equipos privados, para sacarse de la manga un Buggy que no solo era capaz de plantar cara a los 4×4, sino que además acabó dando su segundo Dakar a Carlos Sainz.

Los buggy llevan una configuración más radical en cuanto a recorrido de la suspensión y tamaño de los neumáticos.

La mayor diferencia entre estos dos grupos de coches es su tren motriz. En los todoterrenos tradicionales el piloto dispone de tracción a las cuatro ruedas, lo que le da una ventaja en situaciones de baja adherencia frente a las dos ruedas motrices de los buggies, pero a cambio el piloto de este útlimo tiene la capacidad de hinchar y deshinchar las ruedas a su gusto desde la cabina. Variar la presión de las ruedas es un recurso valioso en zonas de arena y dunas, ya que al reducir la presión del neumático se aumenta la superficie de contacto y se puede ganar tracción en un terreno tan traicionero como es el desierto. Sin embargo, en los 4×4 esto se deberá hacer de forma manual bajándose del coche, lo que representa una importante pérdida de tiempo.

Los 4×4 serán más estables en pista gracias a su tracción integral.

Las diferencias entre ellos también afectan a otras características del coche, como la suspensión y los neumáticos, así que son dos conceptos diferentes que van a luchar por la misma meta. Ambos reciben la homologación T1 de la FIA, y están construidos sobre un chasis tubular y con carrocerías de fibra de carbono. En los todoterrenos, el motor debe estar situado en la parte delantera del coche y el depósito de combustible en la parte trasera de la jaula de seguridad, mientras que en los buggies, el depósito está situado bajo los asientos y el motor en una posición central-trasera. Los 4×4 serán más pesados, con un recorrido de la suspensión más corto y ruedas más pequeñas, lo que significa que el piloto saldrá más castigado de zonas bacheadas. Pero su coche será más rápido en pistas, debido a que los pilotos de los buggies deberán lidiar con los derrapes que pueda ocasionar la disposición de su motor y su tracción trasera.

Dos coches muy diferentes para intentar domar una de las carreras más duras del mundo. En una prueba como el Dakar, cualquiera de ellos puede salir vencedor y estamos seguros de que la suerte tendrá un papel importante con tantos factores como hay en juego. Así que agárrense porque la batalla ya ha comenzado.